Dra. Ana Cristina Morales Modenesi
El señor Donald Trump ha comprendido que a los pueblos latinoamericanos hay que tratarlos con respeto. Se acaba de enterar que entre los grandes científicos de su país, hay personas migrantes y también, con sangre latina. Las cuales con su trabajo y genialidad han realizado aportaciones a su patria.
Hecho que le hace sentir mal consigo mismo y desea pedir disculpas a todas las personas ya ofendidas. Incluso no pretende más llegar a ser presidente de su país. Hasta que haya aprendido buenos modales de convivencia, normas de compasión, y respeto por la humanidad, por lo cual cancela su postulación para dentro de muchos años más. Porque él mismo, se dio cuenta que para desaprender el racismo y la egolatría, su cerebro tendrá que realizar mucho trabajo. Lo cual le llevará algún tiempo, tal vez, antes de morir, pueda recapacitar y pronunciarse como candidato en alguna próxima elección presidencial.
Las señoras que se encontraban en lujosos preparativos para participar en tan ponderado certamen de belleza. Han entristecido ante su declinación, ya que, algunas desearon desde niñas llegar al concurso de belleza “Miss Universo”, pero, ni modo. La existencia les proveyó de aprendizajes: La dignidad, ante todo, y la visualización de la belleza de la mujer desde otra perspectiva. Han aprendido que la belleza física es como una fotografía al instante. Efímera, muy efímera. Por lo cual decidieron nombrar como bellezas a las ancianas de sus queridos pueblos.
Porque este evento, al principio ingrato. Les dio la oportunidad de verse a sí mismas como algo más que un objeto de belleza. Con esta nueva humanización, ya no observan una realidad parcializada, sobre un escenario cegador. Les importa más presentarse ante el mundo, como las mujeres íntegras que son. Y no ser despedazadas porque tiene “buenas” piernas y… Las mujeres crecieron, desean vivir más realidades, ya no se encuentran en competencia, se sienten unidas y en la defensa de sus orígenes, los cuales les resultan meritorios de honor. Y con el uso de su inteligencia, fueron capaces de congelar un evento superficial y fanático.
No cabe duda que con el racismo de ese señor, los diferentes orígenes y etnias, estaturas, colores de piel y pelo, lenguajes… Iban a provocar la descalificación de muchas de ellas. Además, el racismo solo es una manifestación de tener estrechez en la mente. Por lo cual no hay nada que argumentar, y la brillantez de la mujer más linda escogida en ese escenario; tendría que coaligar con estereotipos del concepto de belleza, tan incomprensibles, pero también, incompatibles con la naturaleza del ser mujer.
Como consecuencia de los comentarios denigrantes de este señor. Existe cabida a que se honre a la mujer, tal cual es. La industria de los juguetes podrá tomar ventaja comenzando a realizar modelos distintos de muñecas, que sean guiados por la naturaleza. Muñecas de todas las edades, de todos los tamaños, de todas las constituciones, y con ello magnificar la esencia del ser mujer.
Posiblemente, las cirugías estéticas caerán de su apogeo. Las mujeres con mayor conciencia no querrán diseños de nalgas y pechos deformantes, que coadyuven a problemas ortopédicos y de salud. Las mujeres aprenderán a respetar el pasar del tiempo por sus células corporales y no verlo como algo indeseable y doloroso.
La industria del vestido femenino por fin, reconocerá que la talla de mujer más frecuente que circula en el mundo es la catorce. Y las mujeres ya no se sentirán avergonzadas por la búsqueda afanosa y a veces infértil de una prenda que no le ha sido confeccionada. Con ello no deseo un malentendido. No es una proclama a la obesidad. Es solo, la consideración de que los cuerpos de las mujeres no son iguales a todas de las edades, y ni siquiera a las mismas. Al dejar la libertad de decisión de como desean ser como mujeres y cómo desean sus cuerpos y sus vestimentas. De manera probable, generará como consecuencia la disminución en la obesidad y otros trastornos alimenticios.