Adolfo Mazariegos

Hace pocos días un amigo mío con quien conversaba brevemente, me preguntó si había escuchado el comentario que había realizado un político mexicano durante uno de sus discursos frente a sus posibles electores; le respondí que no, y que no sabía a quién se estaba refiriendo. Mi amigo me dijo entonces que lo buscara en Internet, porque, palabras más, palabras menos, dicho político había expresado algo así como que los corruptos que pudieran existir en México, debían irse a Guatemala, o a otro lado, porque en su país no los querían. Y ciertamente, debo reconocer que nadie en su sano juicio quiere tener corruptos en su país o a su alrededor, pero me parece una irresponsabilidad (aun cuando hubiera sido en broma) expresar públicamente su deseo de que se vayan a un país vecino o a un país que probablemente nada tenga que ver con los problemas que se experimentan en otro. El comentario podría haber pasado desapercibido de no ser porque lo realizó un aspirante a un muy importante cargo público de (en este caso) un gran país cuyo pueblo merece todo mi respeto y aprecio (es más, tengo amigos mexicanos a quienes valoro mucho y a quienes guardo muy alta estima), sin embargo, justamente con todo ese respeto y aprecio, debo manifestar mi descontento con dicho comentario, y quiero pensar que fue una ligereza realizada sin meditación alguna y en un caso fortuito, ya que sería mucho peor que de verdad hubiera sido realizado con alevosía y con hecho pensado como parte de su discurso. Al enterarme del desaguisado, tal como me recomendó mi amigo, me puse a buscarlo en Internet para poder sustentar la inconformidad que ahora plasmo en estas líneas; encontré el comentario en varios sitios, y pude escucharlo de la misma voz del candidato en cuestión (en la grabación del video). Asimismo, encontré también un video de un joven mexicano quien dijo estar en contra de dicho comentario y que le pedía a su conciudadano una disculpa para el pueblo guatemalteco, gesto que agradezco a pesar de no compartir el tipo de léxico que utilizó para el efecto. Ahora, mientras escribo esto, me hago una pregunta: ¿alguna autoridad guatemalteca ha manifestado una seria inconformidad o descontento con dicho comentario de carácter público? Y quiero hacer énfasis en el hecho de que no lo pongo sobre el tapete con la intención de crear conflicto o mayores controversias al respecto, pero estoy seguro de que si algún político guatemalteco hubiera hecho un comentario similar y en condiciones parecidas refiriéndose a algún país vecino, si no el canciller, sí alguna autoridad del país aludido ya habría solicitado, (con justa razón) una disculpa. Ojalá, que el deseo de dicho candidato mexicano en cuanto a la desaparición de corruptos en su país, sea una pronta realidad. En Guatemala tampoco queremos corruptos, pero no deseamos que se vayan a México, ni a ningún otro país sea cual fuere, es más, queremos que desaparezcan de todos lados.

Artículo anteriorEstados Unidos gana a Japón y se corona en Mundial Femenino
Artículo siguienteEl centro de la vulgaridad