Félix Loarca Guzmán

En fecha reciente, el Papa Francisco, dio a conocer su Encíclica Laudato Si (Alabado Seas), en la cual formula un llamado a favor de los pobres y la protección del medio ambiente, fustigando a los poderosos del mundo por su responsabilidad en la degradación del planeta.

El Papa Francisco, considerado uno de los pontífices más progresistas, dice entre otras cosas, que nunca hemos maltratado nuestra casa común (la tierra), como en los últimos dos siglos. Vincula el cambio climático, la degradación ambiental y la extrema pobreza, con el actual sistema económico, sin ética y dominado por los poderosos del planeta.

Subraya que “Hoy cualquier cosa que sea frágil, como el medio ambiente, queda indefensa ante los intereses del mercado divinizado, convertido en regla absoluta”.

Algunos analistas internacionales bautizaron el documento como la Encíclica Verde, mientras otros opinan que se trata de una Encíclica Revolucionaria del Papa.

El mensaje del Pontífice provocó reacciones de molestia entre algunos sectores retrógrados del mundo, especialmente en los círculos conservadores de los Estados Unidos, pero también ha sido objeto de grandes elogios de sobresalientes líderes del planeta, entre ellos el Secretario General de las Naciones Unidas, el surcoreano Ban Ki-moon, quien opinó que la Encíclica enfatiza que la defensa del ambiente es uno de los mayores retos de la humanidad.

Uno de los literatos más destacados de Guatemala, Alfredo Saavedra, quien también ejerce el periodismo, y que desde hace algunos años reside en Canadá, escribió un interesante artículo sobre la Encíclica del Papa.

Dice textualmente lo siguiente: “Los ricos están convirtiendo a la Tierra en un inmenso promontorio de suciedad”, clama el Papa Francisco en su suprema carta pastoral. En ese sentido criticó la tendencia al consumismo en grandes sectores, contribuyentes de la contaminación ambiental que refleja una conducta de desprecio para el futuro de la humanidad.

Alfredo Saavedra agrega: “En su mensaje, el Papa urge a los poderes del mundo para que de manera progresiva pero rápida, sean sustituidos los combustibles por otros medios que terminen el estado de deterioro que causa daño irreversible al planeta, lo cual puede determinar que la humanidad esté en peligro de extinción”.

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