Lic. Douglas Abadía Cárdenas
douglas.abadia@gmail.com

A partir del auge de la tecnología, los guatemaltecos entramos en la dinámica del consumo de redes sociales como parte de la globalización que vivimos hoy en día.

Como usuario de las redes sociales, en especial del famoso Facebook, interactúo con personas conocidas como desconocidas, en la práctica he notado que los comentarios que se publican a diario en las redes sociales nos evidencia como las personas son por un lado tan fáciles de manipular y por el otro como sacan a luz los desahogos emocionales producto de la mala canalización de sus frustraciones fundamentales como superficiales (hay personas que hasta porque su mascota no les para la cola se sienten depresivas).

En sociedades como la nuestra, plagada de problemas sociales y de inmadurez emocional, es común que usuarios de las redes sociales se ataquen unos a otros con palabras soeces y vulgares, en muchos casos insultando de manera feroz y enérgica a quienes no opinan de la misma manera, otros lo hacen de manera tan frecuente y común que demuestran signos de enfermedades psicológicas, muestras claras de una sociedad enfermiza, sin empatía, sin tolerancia y respeto hacia el prójimo.

Es común ver que muchos de esos comentarios pertenecen a jóvenes y adolescentes inmaduros que sacan a relucir signos de su falta de respeto e insensatez, pero es más preocupante y a la vez molesto ver que muchos de estos comentarios son hechos por personas mayores, que deberían tener un grado de madurez emocional, aunque la vida nos enseña que la madurez no necesariamente tiene que ver con la edad.

El ejemplo más claro es la coyuntura política nacional, si uno interactúa y analiza el comportamiento de los usuarios de Facebook podemos notar que aspectos culturales salen a luz; circulan chismes, bolas, especulaciones, manipulación, desinformación, etc.

Sabemos que somos una sociedad con altos niveles de analfabetismo, y si a eso le sumamos la falta de conocimiento científico político en la población guatemalteca aunque sean profesionales en otras ramas del saber tenemos como resultado una percepción de la realidad política nacional distorsionada.

Se da el mismo fenómeno social de cuando hay eliminatorias para clasificar al mundial de futbol de la desprestigiada FIFA, (todo mundo es técnico de futbol). En Guatemala todo mundo opina sin propiedad, con bases débiles plagadas de desinformación y manipulación; regando y esparciendo bolas de todo tipo y lo peor de todo: todos se creen lo que leen, ven y escuchan.

Otro elemento característico del fenómeno del Facebook, reside para el caso guatemalteco en que contamos con altos niveles de desempleo, existen altos niveles de ocio por lo que el tráfico de la información en internet sigue su curso, pues muchas veces se da un Me gusta, se comenta o se comparte de manera mecánica, pues hay personas que viven en el mundo virtual el 80% de su tiempo, es decir, los autómatas.

Esto nos hace pensar en el concepto de libertad de expresión, donde se encuentran los límites razonables de esta libertad, que parece más libertinaje y atropello de los derechos de los demás, una sociedad donde el tema mas trivial y carente de importancia es tomado con tal ira y furia. No pensemos en los temas importantes, pues no hay criterio en un alto porcentaje de la población.

No debemos tomar a la ligera tal muestra de intolerancia y odio, debemos analizar y procurar no caer en este juego sin sentido que destruye y genera odio e intolerancia, pero más importante educar a nuestros hijos, enseñarles respeto y madurez, cuidar lo que ven en las redes y vigilar para que no se conviertan en víctimas o victimarios de este bullying digital.

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