Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com
La frase conque titulo la presente opinión es una de las últimas frases que el presidente Salvador Allende pronunció antes de su caída y suicidio. Los períodos de convulsión y cambio social se saben cuándo principian, no cuándo terminarán ni cuáles serán los cambios y transformaciones que producirán.
La Revolución Francesa es el mejor ejemplo, se inició como una justa protesta por el mal gobierno de la monarquía; sin embargo, nadie se imaginó que iban a parar en un período donde reinara la guillotina. Muchos fueron los avances sociales, también hubo abusos y acciones improcedentes.
Las inadecuadas acciones del Ejecutivo y parte del Legislativo y del poder judicial han creado una reacción justificada de la población revelada en las protestas en la capital y en cabeceras departamentales, señalando que el proceso democrático tiene que ser rectificado y en parte resuelto mediante la actualización, modificación y modernización de la Constitución de la República y de la Ley Electoral y de Partidos Políticos, así como otras leyes que eviten en parte la corrupción, la ineficiencia y el irrespeto al Estado de derecho.
Unos están actuando por la pena y otros por «la pepena», lo cual se refleja en las opiniones de algunos columnistas que se han convertido en activos políticos que buscan impulsar cambios que les permitan desarrollarse y organizarse como dirigentes político-partidarios o sus equivalentes a través de postularse como candidatos a diputados o alcaldes. Es decir, están llevando agua a su molino y para hacerlo no vacilan en utilizar, tanto de forma velada las manifestaciones públicas como en instrumentalizar a las personas que de buena fe están sirviendo de conducto para que se produzcan propuestas de reformas a la Ley Electoral y a la Constitución de la República.
Tres son los foros de discusión, análisis y propuesta: el Tribunal Supremo Electoral, las comisiones en el Congreso de la República y la Instancia Nacional para la Reforma del Estado, que parcialmente lidera la Universidad de San Carlos, foro donde se ha hecho evidente no solo una importante participación de entidades, asociaciones o grupos sino donde Edgar Gutiérrez trata, igual que lo hizo en el pasado con el Informe de la Recuperación de la Memoria Histórica, de introducir sus ideas y ambiciones personales.
El precipicio no está sólo en los planteamientos de reforma a la estructura del Estado y a la política electoral y partidaria que existe en el país, el precipicio está en no respetar la Constitución y la Ley Electoral vigente, así como el decreto de convocatoria a elecciones generales.
Cambiar y permitir que se transforme y mejore el Congreso de la República es positivo, hacerlo incorporando que el voto de la ciudadanía sea por candidatos individuales y no por listado es positivo, no solo por cuanto le permitiría a la ciudadanía que su voto fuera específico y directo sino porque el deseo de la población se materializaría y concretaría eligiendo hombres, mujeres o indígenas que la mayoría desea sean sus representantes en el Listado Nacional, en los distritos electorales, incluso en la integración de las corporaciones municipales. Pretender hacerlo cambiando las fechas de la convocatoria a elecciones es violar la ley.
¡Guatemala es primero!