Félix Loarca Guzmán
El nombramiento del abogado Carlos Contreras, como nuevo presidente de la Junta Directiva del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, IGSS, es más de lo mismo. Recordemos que este profesional llegó a ese puesto designado por el Presidente de la República, siendo una persona de toda la confianza del gobernante, con una trayectoria como prominente miembro del partido oficial, el Partido Patriota.
Contreras sustituye al exsecretario privado del Presidente Pérez Molina, señor Juan de Dios Rodríguez, quien está siendo procesado en los tribunales por un escandaloso caso de corrupción.
El licenciado Contreras era, hasta hace pocos días, el Ministro de Trabajo, donde tuvo un desempeño poco afortunado al promover la idea del salario diferenciado, que no es más que una remuneración inferior al salario mínimo.
Su nombramiento como Presidente del IGSS, generó numerosas críticas, por tratarse de una persona muy cercana al gobernante, y por su participación activa en el pasado reciente, en las filas del partido político del oficialismo.
En medio de la grave crisis política que actualmente existe en Guatemala, el presidente Pérez Molina tuvo la oportunidad de designar a un profesional desvinculado del gobierno, pero no lo hizo y por eso ahora le llueven tantas críticas.
Es urgente reorientar adecuadamente las políticas del Seguro Social para que los afiliados reciban un trato digno y más humano.
Para ninguno es un secreto, como afirmó recientemente el dirigente sindical Rigoberto Dueñas, que el IGSS siempre ha sido un botín político y económico para los gobiernos de turno.
En el IGSS es urgente una completa reingeniería, cuyo punto central debería ser promover un cambio de actitud de muchos de los médicos que tratan con hostilidad e indiferencia a los afiliados, en vez de brindarles no solo alivio y curación a sus dolencias, sino una atención digna y humana, pues ellos son los que con sus cuotas pagan los sueldos de esos profesionales y de los demás miembros del personal del seguro social.
En esta institución es urgente una completa reingeniería de todos los servicios, cuyo punto central debería ser promover un cambio de actitud de muchos de los médicos que tratan con hostilidad e indiferencia a los afiliados, en vez de brindarles no solo alivio