Juan de Dios Rojas

Otra cosa sería para el ciudadano, si pudiera de verdad elegir, no solamente marcar a los candidatos solo propuestos por los mismos partidos políticos; si mandan a la punta de un cuerno toda reelección en ciernes, apuntando a lo vitalicio; también reducir el número de diputados, cuyo cuórum dista mucho de alcanzar la cifra establecida en el reglamento o conveniencia.

Mientras tanto, el clima semeja ya un enredo, auténtica caldera humana, dispuesta a dirigir diferencias ideológicas en bochinches irrespetuosos, en contra de elementales principios de ética y sociabilidad imperantes, rumbo a su crecimiento. Lo provee, sin un ápice de duda, la dominante violencia, tipo estallidos en cualquier momento, causantes del lenguaje de las armas.

El cuatrienio ineludible, dista mucho de mejoría ciudadana, envolvente de toda la población, víctima de malandrines empedernidos a la hora señalada puntualmente, ni un minuto más, ni uno menos (en contra de la hora chapina) famosa, dispuesta a salir a flote, pase lo que pase. Prevalece -decimos- una vez más las actitudes vuelven al escenario guatemalense con rumbo incorrecto.

A la cabeza la innegable disyuntiva de votar o no votar, tomando en cuenta el panorama presente, algunas cosas distintas y menores como las modalidades enraizadas hasta la médula ósea. Hacen con junto, entusiasmo desbordante, faltos aún existentes de pasadas glorias, inclusive jornadas virulentas con resabios terroristas. Son situaciones en medio de recordatorios lúgubres.

Sin embargo, el otro lado de la medalla refleja movimientos visibles, de entusiasmos relativos de cara al partido de sus amores o de sus dineros en mitines llevados mediante auxilio del transporte moderno (los grandes) el resto siempre mediante el «acarreo» infaltable; al cabo conforman número impresionante. Tenemos pues movimiento que se demuestra con el compromiso.

No sé si las visitas de candidatos en la propia ciudad capital, o bien llevadas sea como sea al interior de nuestro país, donde por regla general entregan las discutidas bolsas solidarias, cuya finalidad busca el clientelismo político, aparte de restantes objetos, verbigracia: láminas, machetes, azadones, al revés del criterio de enseñar a pescar, en vez de regalar pescados.

Preguntamos sobre el particular si los futuros comicios podrán considerarse como “las alegres elecciones” de tiempos del expresidente doctor Juan José Arévalo Bermejo, mismos conformantes de alegría general, entusiasmo concreto, en medio de los millares de votantes formando las infaltables «colas». Los resultados podrán en efecto dar la respuesta inmediatamente.

Hoy en día vemos y oímos opiniones relativas a las elecciones del 2015, mismas de contenidos diferente, principalmente provenientes de ciudadanos que han participado a título de candidatos honrados, deseosos de contribuir al mejoramiento nuestro; empero también los hay desmoralizados que todo continúa igual, inclusive se prevé un total desbarajuste en todo sentido, de verdad.

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