Juan de Dios Rojas

Sirve de marco, en pleno mes de octubre, a una acendrada tradición religiosa, e histórica de altos vuelos, como rememorar un suceso significativo consistente en significativa fecha de naturaleza política. Ambos tienen un lugar trascendental como significativo en nuestros anales del país. De enorme repercusión por cuantificables segmentos poblacionales visualizados.

Razón ponderable tiene la mencionada tradición mariana, trasmitida mediante sucesivas generaciones, consistente en implorar, igual que lámparas votivas a la Virgen del Rosario. Su templo, basílica menor del Rosario, o templo de Santo Domingo, erigido hace muchos años atrás en la configuración antañona del ampliamente conocido Centro Histórico citadino impactante.

Ambos temas de capital importancia, configuran plurales y cuantificables expresiones vertidas a tiempo de significar sucesos importantes en los infolios del tiempo que transcurre superveloz, a la par del régimen vital, cuya semejanza fácilmente todo habitante puede percibir sin necesidad de explorar tanto el magín, repleto de noticias de alto voltaje dondequiera veamos.

Naves revestidas de ornamentaciones artísticas, acendradas por luminarias en abundancia en el interior de la basílica engalanada, plena también de exaltaciones. En horas diurnas y nocturnales, la feligresía postrada de rodillas ante la bella imagen del Niño dormido en sus brazos. Imploran extasiada en rogativas por sus ingentes y apremiantes necesidades en crecimiento imparable.
La tradicional mariana, Virgen del Rosario goza de fama, generando el recordatorio de su impulsor, arzobispo fray Julián Riveiro y Jacinto, oriundo de la ciudad de Cobán. Constancias demuestran que fundó el Rosario Perpetuo que se desarrolla las 24 horas en todo el país, con el respaldo de los miembros de la orden dominica, seguidores activos del catolicismo directo.

A continuación los siguientes renglones abarcan dos subtemas, cuyo objetivo único viene a ser retroalimentar ciertos pasajes de la vida nacional irredenta, sin más intencionalidad concluyan jamás en el olvido nacional, tras el desarrollo positivo. Nunca en condición a veces finalicen simple y sencillamente como cosa pasada y también juzgada, por nuevos acontecimientos.

Amaneció el 20 de octubre de 1944 bajo el estallido de cañones, metralla, tanques, estudiantes, tropa y civiles armados también. Defenestraron el gobierno del milite Federico Ponce Vaides. La junta revolucionaria de gobierno la integraron el ciudadano Jorge Toriello, mayor Francisco Javier Arana, y capitán Jacobo Arbenz Guzmán. Sentaron las bases de una auténtica democracia al elegir el pueblo al doctor Juan José Arévalo Bermejo como Presidente de la República.

 

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