Ángel Cuellar Morales

Cuando escribimos o hablamos de malos hábitos no siempre agrada a las personas. Así es el ser humano sea quien sea. Se tilda de mala gente a quien se atreve a hablar claro y a decir la verdad de cuestiones que incomodan. Si te dicen haragán o sucio, casi es una grosería.
Pero, usted ha visto como hay un 98% por ciento de personas que al estornudar se lleva las manos a la nariz y se limpian en la camisa, la corbata o en lo que lleven puesto. Luego saludan con las manos sucias a conocidos o amigos y hasta a la novia acarician la cara con la falta de higiene porque no se limpian las manos.
Lo hacen al comer y en cualquier lado. Para esta gente no existe el pañuelo y les molesta que usted se abstenga de darles la mano o les reproche.
Otra mala costumbre es estar almorzando o cenando con alguien, que se pasa hablando por teléfono o chateando durante el tiempo que permanecen en la mesa, Ignorando al acompañante que en muchos casos es el anfitrión.
Otra más, los préstamos de dinero u objetos a todo nivel. Préstame Q.10.00, Q50.00 o Q.10000, que mañana te pago. Un abogado me dijo en tribunales, fíjate que me quedé sin dinero porque tuve que pagar honorarios por certificaciones y despachos, préstame Q100.00 mañana te pago… esperando estoy. Al verlo de nuevo, mira para otro lado y trata siempre de ignorarme. Me dio pena cobrarle.
Hágales ver estas situaciones y le dirán que usted es lleno de «cuentos», por lo de las buenas costumbres o «pura lata» por cobrar lo que usted prestó de buena fe.
Estas malas costumbres dicen mucho de una persona, lamentablemente se transmiten de padres a hijos y las cadenas son difíciles de romper. Hay que educar de pequeños para no caer en estos malos hábitos.

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