Juan Francisco Reyes López
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En los hogares de todo el mundo las personas viven, educan y desarrollan a su familia en base a sus ingresos; saben que no pueden pretender gastar más de lo que los padres son capaces de generar mediante su trabajo, mediante su actividad.
En la pequeña, mediana y gran empresa, sus gastos mensuales y/o anuales son producto de lo que son capaces de producir y por consiguiente de ingresar de lo contrario fracasan; tanto en el hogar como en una empresa, se justifica la obtención de un préstamo para adquirir una casa, para ampliar o mejorar la que se tiene o para aumentar la producción y la eficiencia de la empresa. Se sabe de antemano que un préstamo no será otorgado si no se tiene la capacidad de pagar los intereses y el abono a capital correspondiente. Cualquier otra actitud lleva a la crisis en el hogar y a la quiebra en una empresa.
Estas normas de sana conducta económica también deben ser aplicadas al Estado. Ningún gobierno genera riqueza, sus ingresos dependen del monto y del tipo de impuestos que recaudan y de las regalías o pagos por venta de materias primas o servicios.
México recientemente ha tomado la decisión de modificar sus normas para la explotación y obtención de hidrocarburos, sabiendo que ese producto le otorgará mejores ingresos al Estado y por consiguiente mejor base de desarrollo económico y social.
Panamá está a punto de concluir la expansión de su medio de transporte interoceánico, entre más grande sea la dimensión del canal, más rentable y mayor número de barcos lo cruzarán, produciéndole al Estado un ingreso sano y seguro.
Ecuador, Bolivia y Chile obtienen no menos del 25% del gasto público a través de las regalías que le pagan por la explotación del petróleo, del cobre y de otros minerales. En el Medio Oriente, la mayoría de países como Arabia Saudita y Kuwait, su riqueza proviene de las regalías de la explotación del petróleo que son más del 50% del valor en el que el mismo se vende al mundo. La misma Rusia sabe que como Estado sus ingresos dependen del valor del gas, del petróleo, de los minerales y piedras preciosas como los diamantes.
En Guatemala, de forma totalmente improcedente, el presupuesto del Estado en los últimos doce años se ha incrementado de Q33 mil millones a más del doble y sin ninguna meditación, el Ejecutivo ha entregado al Congreso de la República una propuesta de Q71 mil 840 millones para el año 2015.
En estos últimos años, la Presidencia de la República ha incrementado más del doble su presupuesto y de igual manera proponen incrementar el presupuesto de Relaciones Exteriores, de Gobernación, de la Defensa, de Finanzas, de Educación, de Salud Pública, de Agricultura, de Comunicaciones, de Trabajo, de Cultura, de Desarrollo Social, al igual que de otras obligaciones presupuestarias del Estado.
Proponer es una cosa y aprobar es otra aún más grave. Si la recaudación escasamente llega este año a Q50 mil millones, cómo puede proponerse un presupuesto que supere la recaudación en casi un 50%. Nadie puede vivir de fiado y la empresa que lo pretende quiebra, lo mismo sucede con un hogar que en un momento dado gasta más de sus ingresos producto de su trabajo.
¡Guatemala es primero!