Juan José Narciso Chúa

En el marco de una situación calamitosa, el presente régimen se adentra cada vez más, en la ruta del desencuentro. Cierto. Las condiciones actuales del Gobierno, no les permiten resolver un foco de crisis para meterse en otro hoyo más profundo y complejo. Hasta hoy el caso del expresidente del Congreso, el diputado Gudy Rivera, muestra que el actual equipo de Gobierno mantiene el control sobre la justicia, no importa si es la Corte Suprema de Justicia –magistrados que a pesar de las pruebas en contra de este nada honorable diputado, declararon sin lugar su antejuicio-, un fallo que tiene olor y sabor a arreglo: ¿fondos por impunidad?

Seguramente, también conseguirán que su alfil en la Contraloría General de Cuentas, sea afín a sus intereses y que al final, no ocurra ningún susto, ni movimiento, ni hallazgo que pueda comprometer el futuro descanso de los más significativos funcionarios del actual Gobierno, incluyendo al binomio. La Corte de Constitucionalidad no tardará en dar a conocer su decisión sobre el polémico y sucio caso de los magistrados y jueces. Acá no huele bien tampoco.

Como se puede observar, en el marco de la justicia, no ocurrirá nada nuevo, únicamente talvez que Ejecutivo y Legislativo, cancelen para siempre la presencia de la CICIG para cerrar cualquier potencial resquicio de investigación. Al final, el resultado es que la justicia seguirá en harapos en cuanto su condición de baluarte del Estado de Derecho, las instituciones seguirán controladas y serán dóciles eslabones de la impunidad de otro equipo de Gobierno, que termina en números rojos su gestión, aun faltándole un año más.

La profundización de las mafias en la SAT, los puertos, consulados y las aduanas, será una telaraña difícil de descifrar si se quiere modificar su desempeño, pues de otra manera, un nuevo equipo únicamente se unirá y llegará solamente a establecer nuevos acuerdos o a reafirmar los anteriores.

La corrupción rampante en Educación y Salud, no será nada nuevo, únicamente que los equipos de este régimen corrupto, chambón y mentiroso, estarán enquistados ahí y será difícil erradicarlos con lo cual el expediente tomará la ruta del caso anterior.

La institucionalidad de la seguridad social continuará configurando acuerdos para seguir con el negocio de las medicinas, sin hacer prácticamente con la ampliación mínima de una seguridad social que sigue siendo paupérrima en relación a la población en general.

La militarización de las instituciones de seguridad seguirá siendo un flanco débil, pues también han mostrado que los resultados son pírricos en función del avance continuo de la criminalidad de bajo y alto vuelo, sumado al narcotráfico y la violencia en general. Ni hablar de la corrupción interna, los grupos paralelos internos, los tumbes y toda la suerte de negocios que se gestan alrededor de estas instituciones.

La Cancillería seguirá siendo un signo de interrogación, sin sentido, sin rumbo y sin prefigurar un marco claro en cuanto las relaciones exteriores del país, únicamente satisfacer los pedidos que el binomio demanda como el caso de la CICIG.

Las finanzas públicas por el lado de la tributación seguirá sin captar lo planificado, pero el superintendente seguirá y terminará gracias a poner su institución a disposición de cualquier artificio como la subcontratación de la famosa empresa argentina, mientras la deuda sigue creciendo lenta pero permanente y peligrosamente.

Para terminar dos muestras de este camino escabroso del desencuentro. Uno, el reiterado anuncio del Presidente en donde señala con fuerza: “Tomé la decisión de alcanzar un acuerdo”…¡¿’&, los acuerdos son puestas en común, nada de decisiones unilaterales y hasta lo repite que decidió, ¡por favor¡ La otra joya es del Presidente del Congreso cuando dice amenazante: “si no se aprueban los bonos, no habrá aguinaldo ni convivios… ¿¡*&. Camino al desencuentro, sin duda.

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