FRANCISCO CÁCERES BARRIOS

Solo hay una forma de hacer buen uso de los fondos públicos, aplicando la lógica, la ley, la razón y la honestidad, por lo que si el Congreso desea cumplir debidamente con las atribuciones que le otorga la Constitución de la República de aprobar, modificar o improbar el Presupuesto de Ingresos y Egresos del Estado que le fuera presentado por el Organismo Ejecutivo, debe hacerlo sin la intervención, presión o chantaje, directo o indirecto de nadie, incluso el político, solo dependiendo de la técnica, conciencia y honorabilidad de cada diputado.
Por consiguiente no deben seguir con las acostumbradas pantomimas de querer poner controles, candados u otros requisitos que a la hora de ejecutar el presupuesto resultan inútiles y motivo de burla para quienes lo ejecutan. El presupuesto es una herramienta de trabajo que debe ser motivo de un serio análisis técnico y comprobable. Los montos exactos de cada uno de sus rubros, renglones o partidas deben ir complementados con las normas para lograr su eficaz implementación. De lo contrario, todo seguirá siendo un engaño o burla para la población.
Las reglas del juego deben ser claras y, para pedirse cartas, si lo que se busca es una sana administración financiera del Estado, no debiera haber ninguna otra opción más que el equilibrio de los ingresos con los egresos, pues está visto y demostrado que nuestro país no soporta más endeudamientos sin poner en alto riesgo su economía, lo que se origina porque se gasta más de lo que se percibe, causando con ello solo perjuicios para el país. Los ingresos deben ser calculados sobre bases sólidamente sustentadas y jamás con la pretensión de querer tapar el sol con un dedo. El daño causado porque los gobiernos han venido haciendo lo contrario debiera ser más que suficiente para no seguir provocando peores consecuencias.
Por otra parte, no pueden dejarse de formular las preguntas que desde tiempo atrás hemos venido haciendo los guatemaltecos: ¿Cuándo el Ejecutivo va a desmantelar la red tan bien montada y protegida que ha venido operando para impedir que el Estado perciba los miles de millones de quetzales que van a parar a otros bolsillos?; ¿cuándo vamos a poder contar con una dependencia que sea eficiente en el cumplimiento de las metas que se le impongan, sin tantas excusas y pretextos para no hacerlo? y ¿cuándo será el día que la ciudadanía va a poder elegir a sus representantes con toda libertad para escoger únicamente aquellos que sean capaces, honestos, con experiencia y lo suficientemente responsables para responder eficazmente a las pretensiones de la población, la que finalmente es la que paga sus emolumentos?

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