El fallo de la Corte Suprema de Justicia negándose a tramitar el antejuicio al diputado Gudy Rivera no deja de ser cuestionable por dos razones fundamentales: en primer lugar no se trataba de que la Corte condenara o siquiera juzgara a Rivera por la acusación en su contra sino simplemente que se declarara si procedía iniciar un proceso penal para decidir si existe o no delito y, sobre todas las cosas, que ya se está ventilando un proceso contra otra persona que no gozaba de inmunidad, precisamente por los mismos hechos que se imputan al diputado.
Es una pena que los magistrados simplemente hayan decidido que no se acepta la solicitud porque evidentemente lo que están haciendo es cerrar cualquier opción para permitir que dentro del debido proceso se pueda establecer si hubo delito y demostrar que la justicia está guiando los pasos de un proceso que empezó precisamente por una injerencia en la sentencia que debía emitir la Sala que integra la doctora Claudia Escobar.
Con este tipo de acciones no solamente se cierra un caso que ha tenido al país en vilo porque ha sido la demostración de que los grupos de poder sí meten las manos para intentar manipular o controlar las decisiones judiciales, sino que lo peor de todo es que se manda el mensaje a la población de que la justicia, como siempre se ha dicho, se puede levantar la venda para ver a quién está juzgando y poder inclinar la balanza como le da la gana y que quienes cooptan su administración se protegen y salen ganando.
Por supuesto que hay que reconocer que no todos los magistrados fallaron de la misma manera pero eso no implica que el mensaje sea más positivo. Es muy dañino para el sistema que mientras uno de los acusados está en prisión y sigue con su proceso, el otro, por contar con ese derecho de antejuicio por ser diputado, se puede poner encima la chamarra que ha tejido la impunidad.
Es importante decir que no estamos pidiendo una condena para Rivera, sino que simplemente el derecho a que se proceda a una investigación que está más que ameritada en un caso que sigue llamando la atención de la opinión pública.
Mal han hecho los magistrados en cortar de tajo la opción de poder avanzar en un proceso que, encima de todo, es vinculado con la elección de magistrados a la misma CSJ y a las salas de apelaciones. Porque lo que nos dicen es que esas palancas que hacen mover las decisiones judiciales, no solo existen sino que tienen mucha más fuerza de lo que podemos creer.