Marco Tulio Trejo Paiz

La humanidad está seriamente amenazada de sufrir duros golpes del ébola que azota y se propaga en África, en algunos países de Europa y en los Estados Unidos, cuya primera víctima fue Thomas Eric Duncan.
El Secretario de Defensa estadounidense, Chuck Hagel, considera que la amenaza es creciente en Centro y Sudamérica, por lo que ha alzado su voz de alerta, e indicó que algunos países del Hemisferio Occidental no tienen las capacidades necesarias para afrontar el temible azote.
Nuestra acuciosa compatriota, licenciada Yolanda Zenteno, nos envió por Internet un minucioso informe sobre el espeluznante mal que tiende a propagarse en muchos países del mundo.
Deberían dar a conocer a los televidentes en general, no solo por la TV, sino también en los demás medios de comunicación tal información de la licenciada Zenteno. Es muy interesante.
El ébola es altamente contagioso. Un infectado puede provocar la muerte de mucha gente si no se adoptan las medidas pertinentes.
En Liberia, Nigeria, Sierra Leona y Guinea, el ébola ha segado la vida de millares de seres humanos.
En Guatemala se está comentando la gravísima situación. Dicen que la epidemia es castigo de Dios y que el hombre es culpable de los grandes problemas que se han suscitado en el planeta Tierra, mayormente respecto de las guerras que están masacrando a las poblaciones y ocasionando mucho deterioro en el globo terráqueo. Se asocia lo que está sucediendo con los últimos tiempos que pronostica la Biblia, la Palabra del Creador del Universo.
Nos interesa todo lo que acontece en el orbe, principalmente en este suelo centroamericano afectado por la violencia, donde hay dolor, lágrimas, luto y mucha pobreza. Los asesinatos y otros hechos criminales están a la orden del día.
Los gobernantes de hoy y del futuro deben cuidar estrictamente todas las fronteras y los aeropuertos por donde pueden ingresar personas que han sido contagiadas de ébola.
Eminentes científicos muy famosos lucubran tratando de descubrir la panacea capaz de contrarrestar los grandes estragos de la gravísima epidemia o pandemia.

Artículo anteriorUna hoguera que ardió 14 horas para desaparecer a los jóvenes
Artículo siguienteBofetada presidencial a los ciudadanos