Eduardo Blandón
Solo por la presión ejercida por la sociedad civil y los medios de comunicación social, el gobierno del Presidente Otto Pérez Molina da pasos tímidos en expulsar de sus filas a quienes han hecho piñata del erario público y se han enriquecido de manera ilícita. Tal es el caso del exministro de Salud, Jorge Villavicencio y el interventor de la Dirección General de Migración (DGM), Vicente Roca.
Esta administración se ha caracterizado por la corrupción gracias a un presidente aguado, anémico, pero particularmente con problemas de ceguera fingida. Es una gestión pública distraída que solo sabe enfocarse en el saqueo de las arcas de la nación. Lo de Villavicencio es una acción tardía que quizá tenga el propósito de sacrificar a un minúsculo alfil para desviar la atención de las abundantes denuncias que pesan sobre las cabezas políticas más importantes del país.
Como si finalmente comprendiera la magnitud de la estafa en la cartera de Salud, ayer anunció cándido el Presidente que interpondría 13 denuncias en el Ministerio Público. “Las investigaciones que se hicieron lo que nos dan es que no se estaban dando los servicios, había plazas vacantes, había gente que no llegaba a trabajar pero que cobraba”. ¡Brujo!
Como que estuviera haciendo una gran revelación, también Pérez Molina denunció al interventor de la DGM, Vicente Roca. “Tenemos unas informaciones y denuncias de algún tráfico de influencias y malos manejos que se pudieron dar en la Dirección de Migración”. ¡Bingo! Descubierta el agua azucarada.
Alguien tiene que avisarle al señor Presidente, solo si hipotéticamente no lo supiera, lo cual no es creíble, que los negocios ilícitos son moneda corriente en su gobierno. Que las mafias están en el Congreso, en los ministerios, secretarías y afecta casi a la mayoría de políticos que intervienen en la cosa pública. Debe avisársele que su administración apesta.
Si solo fueran los yates y los viajes baratos a Roma (según nuestra terribilis Baldetti), casi se trataría de bagatelas dignas de chiste y cotarro público, pero este gobierno voraz se embolsa millones para una pretendida felicidad perpetua con dinero ajeno. Dinero despilfarrado para darse vida de reyes.
Reyezuelo Jorge Villavicencio que gasta Q46,629 en telefonía celular (Q26,629 de roaming) y Q64,913 en viáticos para dos viajes. Príncipe, Vicente Roca que se agencia dinero fresco en virtud de la adjudicación de libretas de pasaportes a la oferta más cara. Reina, Roxana Baldetti que desembolsa Q2.1 millones para medir su simpatía con vista a la campaña que se aproxima.
¿Miopía, hipermetropía, astigmatismo o presbicia? ¿Qué es lo que no le deja ver al Presidente? La corrupción es desbordante en el gobierno y él con aspavientos anunciando la denuncia de un par de gatitos. No parece serio Otto Pérez Molina.