Douglas Abadía Cárdenas
Al leer el párrafo anterior viene a mi mente lo delicado del tema, ¿cuál es el perfil de debe tener un candidato a Vicepresidente de la República?, Nuestros vicepresidentes ¿habrán tenido las calidades mínimas para sustituir al Presidente de la República en su ausencia temporal como definitiva?
Dichas interrogantes me llevaron a cuestionar y tratar de profundizar en el tema pues en la mayoría de casos los electores le ponemos atención únicamente a la figura “presidencial” durante la campaña electoral, pero no le ponemos atención a la conformación del gabinete de gobierno que proponen los candidatos a la presidencia de la República.
Después de una revisión de los procesos electorales recientes llevados a cabo en Guatemala logré llegar a la conclusión de que los “Vicepresidenciables” compiten en su mayoría una sola vez, al concluir las elecciones desaparecen de la escena pública, no vuelven a aparecer ni como candidatos a puestos de elección pública ni a destacar políticamente.
En las últimas 4 elecciones generales se han inscrito 55 binomios presidenciales, en el último proceso electoral celebrado en el país en el año 2011 compitieron 11 binomios más. Desde 1995 ha habido 66 binomios y ninguno ha estado conformado por los mismos candidatos. Trece presidenciables se han postulado más de una vez y en cada ocasión lo han hecho con distinto compañero de fórmula.
La función primordial de un “vicepresidenciable” durante la campaña electoral lleva impreso el fin de complementar al “presidenciable” en los sectores donde no le conocen o no posee aceptación.
La mayoría de candidatos a la vicepresidencia no son miembros del partido político. Son buscados afuera y, por lo general, escogidos por el presidenciable. Muchas veces son desconocidos para el electorado.
Con las características propias de los partidos políticos guatemaltecos podemos afirmar que:
Los candidatos vicepresidenciales son buscados fuera del partido político y son nombrados a dedo en función de la coyuntura política.
Se abortan los liderazgos surgidos a lo interno de los partidos políticos, provocando una fragmentación interna que culmina con el debilitamiento o desaparición del partido.
Los candidatos vicepresidenciables no aportan votos pero si pueden restar los mismos.
Al concluir su participación en las elecciones generales desaparecen de la escena pública.
La esperanza de vida de una agrupación política en Guatemala es tan solo de 16 años, siendo la extinta Democracia Cristiana (DC) una de las organizaciones políticas que más han perdurado en el tiempo.
Apostemos por crear, organizar y dirigir partidos políticos donde converjan grupos capacitados de gobierno que posean las calidades mínimas para poder servir en el Estado y no servirse de él, partidos políticos éntrenle a la formación de cuadros, a planificar, planear estratégicamente y dejemos de un lado de una vez por todas la improvisación, corrupción, dependencia de los mismos funcionarios entre otros males propios de nuestro sistema político guatemalteco.