Miguel Saquimux Contreras
miguelsaquimux@gmail.com

Este espacio, quiero dedicarlo a un enfoque distinto al que por lo regular se hace acerca de la ciudadanía, en donde se abordan los temas relacionados a los derechos políticos y demás situaciones. En cambio, me parece interesante abordar el tema de las capacidades de las personas mayores de edad en los próximos 20 años, puesto que, esta será la generación que se enfrentará a los desafíos que se avizoran en el nuevo milenio.

El dato más preocupante es el de la niñez menor de 5 años, en donde se estima que por lo menos la mitad de este sector de la población, padece desnutrición crónica, constituyéndose así en un mal que avanza silenciosamente, pero que al mismo tiempo tendrá implicaciones visibles en el mediano plazo. Lo anterior no tiene la intención de afirmar que en la actualidad no se sufra de ello, pero, lo que si puede percibirse es que cuando se habla que la mitad de la población llegará colectivamente con esta limitante, eso se reflejará masivamente en la PEA de este país.

Al darle un enfoque económico a este tema, sin duda debe empezarse por afirmar que los principales efectos que causa la desnutrición crónica es la baja productividad, la dificultad en el aprendizaje, la morbilidad aguda y crónica, constituyéndose todo lo anterior en lo que se denomina subdesarrollo humano.

La baja productividad ya es una crisis general, tanto en el sector público como privado, es una de las principales limitantes al desarrollo de la economía guatemalteca. Cuando Guatemala se compara con otras economías, y el grado de desarrollo de las mismas, denotaremos que esto es evidente, y máxime cuando los incrementos de los ingresos no coinciden con el incremento de la productividad, esto se manifiesta de mayor forma en el sector público.

Los que directa o indirectamente participan en el sistema educativo nacional, sabrán que las personas en el país tienen problemas de aprendizaje, y cada día aumenta esta problemática, lo que se profundiza con la infinidad de distractores con los que hoy en día se cuentan. Es difícil imaginar lo que le espera a la educación superior en 20 años, cuando tenga que albergar a toda esta niñez, la cual no ha desarrollado a plenitud su capacidades y viene de un sistema educativo precario, seguramente se producirá menos conocimientos y se tendrá una nula capacidad de propuesta ante la realidad del país en el mundo.

Con la morbilidad aguda y crónica, no es posible pensar que el sistema de salud pública logre cubrir la demanda, puesto que en la actualidad es insuficiente, y, con la creciente población, los agujeros fiscales y el aumento de los “costos” de corrupción, será una tarea imposible.

No queda más que trabajar en intentar revertir esto, porque de lo contrario, seguiremos contemplando como nuestro país se rezaga cada vez más, y ahora ya no será en función de las potencias mundiales, sino más bien en relación a nuestros hermanos latinoamericanos.

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