Adolfo Mazariegos

Esa popularidad adquirida por Giuliani se debe no sólo al hecho de haber sido alcalde de Nueva York, sino también a la política Tolerancia Cero (Estrategia Policial Número Cinco) a la que le apostó y que, contrario a lo que podría pensarse, prescindió de aumentar castigos y penas, y se enfocó, acertadamente, en hacer cumplir el marco jurídico vigente en su ciudad (es decir, de poco sirven nuevas leyes, mapeos, creación de fuerzas de tarea, etc., si no cumplimos –a todo nivel–, con las leyes que ya existen). Con dicha estrategia, Giuliani logró reducir en un 57 por ciento los índices de delincuencia en su jurisdicción, lo cual es un dato respetable por sí mismo. Giuliani logró, también, superar el déficit presupuestario que encontró al asumir la alcaldía, convirtiéndolo en superávit mediante la implementación de una estricta política fiscal y un refrescante programa de reducciones tributarias, hecho que también le permitió la generación de empleos y que, aunado al ya aludido cumplimiento de la ley, se constituyó en elemento coadyuvante para la merma de la delincuencia en las calles, reflejándose en la recuperación de espacios públicos y en una consiguiente mejora en la seguridad ciudadana. Si lo contrastamos con el caso de Guatemala, habrá quien diga que existen diferencias abismales entre Nueva York y Guatemala, o que no existen fórmulas mágicas, etc., (tampoco se está afirmando que el modelo de Giuliani sea la panacea), sin embargo, sirva el parangón para evidenciar una realidad que todos (o casi todos) los que vivimos en este país podemos advertir: el reiterado incumplimiento de la ley. Es de vital importancia hacer ver el hecho y reconocer que, la seguridad ciudadana va de la mano con esa imperiosa necesidad de hacer conciencia en que la ley existe para que la cumplamos, y al mismo tiempo, es menester exigir que se cumpla. No obstante, no es el ciudadano común quien debe tomar la batuta en ello (que tampoco está de más), sino las autoridades, que son depositarias del poder y de la soberanía que el pueblo les ha delegado. Ello, como lo ha evidenciado el exalcalde newyorkino, es elemento que no se puede pasar por alto en la implementación de las políticas públicas, mediante las cuales, (dicho sea de paso), se debe promover la inversión, la generación de empleo, el saneamiento de las finanzas estatales, la transparencia en la administración de los recursos del Estado, la no impunidad, etc… Pero todo parte de algo: el cumplimiento de la ley. Debemos tomar conciencia de que mientras el incumplimiento e irrespeto de la ley siga siendo pan de todos los días (con el agravante de que las mismas «autoridades» son quienes infringen la norma), poco podremos avanzar realmente.

Artículo anteriorGuatemala nuevamente fue protagonista de la Vuelta en la segunda etapa
Artículo siguienteAsalariados y pobres