Pero pareciera que hay puntos que por la emergencia se han ido quedando sobre la mesa y que la amnesia que padecemos los guatemaltecos es uno de los peores enemigos que podemos tener como sociedad. Hoy muchos están felices con el último fallo de la Corte de Constitucionalidad y eso les basta para colocarles en un pedestal, pero se olvidan de sus actuaciones y sus fallos que muy recientemente fueron sujeto de amplias discusiones y críticas por la manera interesada en que evidentemente se emiten los fallos desde lo que ha llegado a llamarse “la Corte Celestial”.

Y podemos ir a los últimos 10 años a ver cuál es la lotería sobre la que ha basado sus fallos la CC y veremos que no es en base a una definida y determinada defensa de la Constitución Política de la República, como es en origen la razón de su existencia. Además, recordemos que igual que las influencias y presiones para integrar las cortes que han salido ahora por el oscuro y manipulado trabajo de las postuladoras, fue en el momento en que se integró la CC de hoy.

Y más allá, si fuera el caso de hacer las reformas a la Constitución, queremos repetir lo que decíamos ayer: las buenas intenciones y el reconocimiento de una transparente gestión para fortalecer institucionalmente al Estado, nos llevó a contar con las Comisiones de Postulación que han sido el método para retomar y fortalecer el control de todas las instancias de protección a la corrupción y fortalecimiento de la impunidad.

Entonces, aún con buenas intenciones, nadie sería tan iluso de poner las manos al fuego para garantizar que el resultado de una reforma será el que conocemos como necesario para el país porque, como en algún momento lo afirmaron los actores, mientras se cumpla la ley, el resultado no importa.

Y tenemos que entender que los grupos de poder y los controladores del sistema no fallan. Y si tienen la puerta abierta para tomar ventaja sobre una estructura débil que fácilmente puede moldearse para prolongar el control de sus beneficios, lo harán sin tener ningún problema. La desfachatez y el descaro con que Félix Serrano se burló de todos, sería una miseria comparado con lo que harían para controlar la Constitución.

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