Raymond J. Wennier
Hay términos que por esa repetición llaman la atención y, a mi criterio, son usados con abuso.
“Pobrecito, no pudo hacerlo, no es capaz”. Califica a la persona, su ser, y no la acción de hacer o dejar de hacer algo. Apliquemos lo anterior a un alumno en la escuela. Según el DRAE, entonces, el niño o joven, no tiene suficiente o tiene escasa inteligencia. ¿Según quién? ¿Será en todo o en aquello que el maestro diga que tiene que hacer?
Molesta otra acepción de la palabra “pobre” que implica “humilde, de poco valor o identidad”. ¿En opinión de quién? La frase “poco valor”, es un abuso al calificar a una persona porque todos valemos. El uso de ese término crea una imagen mental despectiva de una persona. Teniendo esa imagen, al hablar y actuar con esas personas, se arraiga ese concepto en la mente de los receptores. Cada vez más, la persona va creyendo que sí es pobre en esencia y los hijos lo asimilan igual, creando el circuito de “soy pobre”. Es igual al relacionarla a la mujer que pide limosna en los semáforos con sus hijos al lado. Está enseñando a sus hijos a “ser pobres”.
En cuanto a los migrantes, les dicen “pobres” o “ilegales”. ¿Será que la persona puede ser ilegal? Tal vez sus acciones contravengan una ley pero la persona no puede ser ilegal. Es un abuso el uso de este concepto al referirse a estas personas.
Otro término del que se abusa es “suerte”. “Que tenga suerte”. ¿Será que la persona no es capaz de lograr lo que se propone y depende de lo fortuito o de la casualidad? Si no lo logra, “que mala suerte”. El sorteo de la vida no lo ha favorecido para algo en su vida. El DRAE presenta 22 acepciones para la palabra “suerte”.
La capacidad de una persona no es por casualidad o por suerte sino por el esfuerzo propio constante y por lo tanto demostrable mediante su actuación y su capacidad para lograr las metas propuestas.
Otra palabra en la que hay abuso al usarla es “digno”. Según el DRAE significa “merecedor de algo”. Lamentable y frecuentemente, ni se ha terminado de pronunciar la palabra y ya está la mano extendida para recibir la limosna; “por mala suerte, nosotros somos pobres y ustedes (gobierno o individuos) tienen que darnos lo que merecemos”.
Creo que hay que empezar un cambio en el uso de esos conceptos. ¿Qué tal si empezamos a usar “usted sí es capaz de hacer más”, “su esfuerzo rendirá muchos éxitos”?
Las tres P: Personalmente Pensar Positivamente.