Dra. Ana Cristina Morales Modenesi
Pueden ser personajes que ostentan el poder, políticos o empresarios, héroes, líderes sociales y religiosos. Grandes personas en lugares en donde la psicopatía queda ad hoc. Este tipo de psicopatía se observa más, como un rasgo de personalidad que como un desorden.
Por otro lado, el Dr. Robert Hare identificó veinte rasgos definitorios para las personas psicópatas puras: Encanto superficial y notable inteligencia. Se plantea que en muchas ocasiones es más la posesión de un dominio de lenguaje y saber lo que tienen que decir en cada momento que una inteligencia superdotada, y un análisis de sus conocimientos puede llegar a la conclusión de que son superficiales. Ausencia de alucinaciones y otros signos de pensamiento irracional, ausencia de nerviosismo o manifestaciones neuróticas. No se inmutan en situaciones de tensión, tienen gran capacidad de controlarse. Indigna de confianza, falsas y poco sinceras, son personas que utilizan la mentira para manipular, impresionar y confundir a los demás. Carecen de remordimiento o vergüenza. No logran sentir culpa por lo que hacen y son indiferentes a los efectos que provocan sus comportamientos en los demás. Minimizan los problemas ajenos, pero con los propios tienden a exagerarlos. Conducta antisocial. Comportamiento fuera de las normas sociales, la persona posee las propias, que considera mejores y más importantes de seguir. Falta de juicio e incapacidad de aprender de la experiencia. No cambia patrones de conducta a menos que le sirva para alcanzar algo deseado. Egocentrismo patológico. Con una imagen distorsionada de su valía y su potencial, se considera intocable y por encima de los demás. No crea vínculos afectivos, las relaciones se dirigen a conseguir beneficios personales. Pérdida de intuición. Actúan más por instinto que por intuición, carecen la capacidad de identificarse con los demás. Falta de empatía. Por su enorme egocentrismo. Conducta desagradable bajo efectos de sustancias o sin su uso. Su conducta puede ser excesiva y violenta. Amenazas de suicidio raramente consumadas, vida sexual impersonal, frívola y poco estable, incapacidad para seguir un plan de vida cursando con expectativas irreales, se aburren con facilidad, por lo que necesitan nuevos estímulos y carecen de constancia.