Félix Loarca Guzmán
Los últimos acontecimientos que sacaron a luz las maniobras de sectores oscuros para consolidar el secuestro del Poder Judicial y de las demás instituciones públicas, han acrecentado el temor en importantes segmentos de la ciudadanía, sobre que estas acciones pudieran ser el preludio del inicio de una nueva dictadura al favorecer la impunidad.
Los pasos han sido bien planificados mediante el control de muchos de los medios de comunicación por la vía de la asignación de jugosos contratos supuestamente publicitarios. Se trata, sin duda, de una manera perversa de comprar el silencio de los medios y, además, mantener adormecida a la población mediante propaganda como lo hacía Hitler.
La valiente denuncia de la doctora Claudia Escobar, Magistrada de la Corte de Apelaciones, sobre las presiones del oficialismo para la designación de los nuevos Magistrados de las Cortes de Justicia, puso al descubierto la purulencia del sistema político.
Sin duda, la elección de los Magistrados fue el resultado de un proceso viciado, tal como oportunamente lo denunció el jurista colombiano Iván Velásquez, Jefe de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala, CICIG, que patrocina Naciones Unidas.
La Corte de Constitucionalidad que en el pasado ha sido fuertemente criticada por fallos que han sido más políticos que jurídicos, tiene en sus manos una brasa muy caliente, ante los numerosos recursos para dejar sin efecto la elección, a efecto de dar paso a un nuevo proceso en el marco de una verdadera transparencia.
El respetado dirigente político Américo Cifuentes, quien fue un cercano colaborador de Manuel Colom Argueta, máximo líder de la oposición en la década de los años setenta, señaló recientemente, que el control de las comunicaciones telefónicas, de las redes sociales y la represión a periodistas críticos, son sucesos que demuestran la debilidad del régimen de turno.