Resulta que los fallos de la Corte de Constitucionalidad han sido celebrados o lamentados dependiendo de la veleta que les mueve en el día en que corresponde analizar cada caso, pero nos hace terminar olvidando que es por ese mismo desorden jurídico y el dejar para más tarde los casos de tanta trascendencia que ellos mismos nos han metido en el problema en el que estamos.

¿Qué justificación de peso jurídico dieron los magistrados constitucionales a los recursos planteados durante el proceso de las Comisiones de Postulación? Hubo infinidad de denuncias que se acompañaron de presentaciones de amparos sobre malas prácticas en el proceso y que fueron desechadas, todas, por la CC que, al fin y al cabo, fue electa con las mismas mañas y los mismos controles que hoy se denuncian como completamente sucios.

Detener la juramentación de los magistrados se pudo desde antes, cuando era necesario revisar los procedimientos de esas altaneras y arrogantes comisiones de “imposición” que vinieron a sacar listados pactados con anterioridad. Pero el daño institucional no afecta a la CC que parece que con el desorden se fortalece por ser considerados la corte celestial.

Igual estamos con el proceso para la Contralora General de Cuentas de la Nación que con energía está alegando derecho a quedarse para no hacer nada más que dejar que la corrupción le pase en las narices sin que haya intención de hacer algo por evitarla.

El problema más grave, es que el daño institucional al Estado podría terminar siendo altamente costoso. Urge que se haga un proceso transparente en el que participen los mejores ciudadanos en cuanto a calidades morales y éticas, pero también en capacidades, para poder hacerle frente al ejército de mañosos que nos han tenido dominados como sociedad.

Pero eso no se podrá hacer mientras una violación a la institucionalidad se combata con otra en la que simplemente porque viene de “los buenos” se debe tolerar. ¿Quién determinará en el futuro quiénes son los buenos? ¿Quién confía tanto en la CC como para darle esa responsabilidad? Luchemos por la institucionalidad y la justicia.

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