Eduardo Blandón
En el libro “¡Crear o Morir! La esperanza de América Latina y las cinco claves de la Innovación”, Oppenheimer se esfuerza en demostrar cómo el mundo moderno ha superado el antiguo paradigma fundado a partir de la Revolución Industrial para mostrar un nuevo horizonte que tiene sus propias exigencias. Esa es la razón del título: ¡Crear o Morir! No hay otra posibilidad de vida, afirma, sino a partir de la innovación.
Para demostrar su idea, entrevista a distintas personalidades consideradas exitosas y les pregunta la fórmula de su éxito, indaga sobre su formación, examina pistas para el futuro y solicita incluso orientaciones y consejos útiles para el lector. Reconozcamos que es un trabajo notable que nos da luces sobre el imaginario de esas personas “sui generis” que pululan por el mundo de la tecnología, la enseñanza, la cocina, la medicina, la economía y hasta el fútbol.
De eso modo, hay entrevistas más que interesantes. Cito por ejemplo, el caso de nuestro compatriota Luis Von Ahn. El genio de la computación dice ser un afortunado de la vida y que esa es la razón por la que creó “Duolingo”, el proyecto con el que enseña idiomas de manera gratuita en la red. En realidad, dice, yo podía haberme retirado para vivir sin trabajar el resto de mis días cuando vendí el sistema de verificación CAPTCHA, pero eso no hubiera sido justo, sentí que debía regresar algo a la comunidad.
Von Ahn de apenas 34 años sorprende no sólo por la generosidad de sus proyectos sino también por la erudición matemática y habilidad financiera que le permiten ver el futuro y gestionar sus ideas. Similar al talento ostentado por el economista Muhammad Yunnus, premio Nobel de la Paz de Bangladesh e impulsor de proyectos de desarrollo para las poblaciones pobres de la India.
Yunus creó el Grameen Bank en el que ha prestado más de 6,000 millones de dólares, con un porcentaje de repago de 99 por ciento. Pero si su proyecto es genial, su crítica al capitalismo sin corazón ni sentimientos tiene pocos referentes. El economista afirma en la entrevista que “el capitalismo se fue por el mal camino” al desentenderse de su función social. Y prosigue, “los empresarios en lugar de hacer donaciones, deberían crear –además de sus empresas con fines de lucro- ‘empresas sociales’, que son autosuficientes y mucho más sostenibles que las organizaciones no gubernamentales o filantrópicas que dependen de la caridad”.
Oppenheimer termina su obra explicando las ya mencionadas cinco claves de la innovación: 1. Crear una cultura de la innovación; 2. Fomentar la educación para la innovación; 3. Derogar las leyes que matan la innovación; 4. Estimular la inversión en innovación; y 5. Globalizar la innovación.