Eduardo Villatoro

La publicidad personalizada causaba la impresión que el señor Barquín aspiraba a ser reelegido en sus funciones durante otro periodo de cuatro años, pero, al parecer, se le olvidó o se le pasó por alto deliberadamente que ese cargo no se disputa por medio de elecciones populares, como para estar realizando una promoción publicitaria, sino que, como cualquier neófito lo sabe, es designado por el Presidente de la República.

Tan pronto como el gobernante dio indicios que Barquín no sería reelegido, la posición del ahora expresidente de la banca central experimentó un cambio radical al criticar la política de endeudamiento externo del Gobierno, que cuando encabezó la JM siempre avaló, con la expectativa de que si servía de paraguas financiero al régimen del Partido Patriota sería designado para un nuevo período.

Las especulaciones abundaron respecto al sucesor de Barquín, temiéndose que, en vista de los antecedentes del presidente Pérez Molina, designaría a un político, y del partido oficial, para ajuste de penas, lo que pondría más en riesgo la estabilidad macroeconómica del país, especialmente en lo atinente a que la JM, sin mayores dilaciones, sobreprotegería las pretensiones del Gobierno de ampliar y profundizar el anárquico y peligroso mecanismo de empréstitos sin fundamentos ni sostén.

Contra la conducta irreflexiva del mandatario, razonablemente optó por designar a un reconocido técnico en la presidencia del Banguat y de la JM, y aunque se esgrima, utilizando un conocido refrán, que una golondrina no hace verano, se confía que el experimentado y estudioso economista Julio Suárez, será lo suficientemente ecuánime y rigurosamente esforzado para mantener la independencia institucional del Banco de Guatemala y de guiar la política monetaria, crediticia y cambiara con la severidad, sensatez y autonomía que se demanda de un profesional fogueado en el Banguat desde posiciones modestas y que ascendió en el exigente escalafón de la banca central a base de estudios, esfuerzos, conocimientos y honestidad.

(Según sólida opinión del analista bancario Romualdo Tishudo, Suárez será capaz de denunciar cualquier intromisión espuria y hasta de renunciar al cargo, antes de dejarse imponer directrices, absurdas y partidistas).

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