Félix Loarca Guzmán
Desafortunadamente, desde hace algunos años esa independencia se ha perdido como consecuencia de la presencia de “poderes fácticos”, que influyen mediante muchos procedimientos a efecto de tener el control de las principales instituciones públicas.
En pocas palabras, se puede indicar que está en marcha un tenebroso proceso de consolidación del secuestro de los poderes estatales. Un ejemplo de esta situación, es la reciente elección de los nuevos Magistrados de la Corte Suprema de Justicia y de la Corte de Apelaciones en medio de crecientes denuncias sobre numerosas ilegalidades.
En su momento, el jurista colombiano Iván Velásquez, Jefe de la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala, CICIG, advirtió la existencia de vicios y anomalías en el proceso.
Públicamente pidió detener la designación de los candidatos para corregir las irregularidades, pero su llamado no fue atendido, y como respuesta comenzó a ser víctima de publicaciones para poner en duda su credibilidad.
El pasado fin de semana, la licenciada Claudia Escobar, Magistrada de la Sala Quinta de la Corte de Apelaciones, Ramo Civil, hizo pública su renuncia a ese puesto, a pesar que apenas unos días antes había sido reelecta para continuar al frente de su Magistratura durante otro período constitucional.
La licenciada Escobar denunció vicios en el proceso poniendo como ejemplo que las Comisiones de Postulación ignoraron el cumplimiento de la Ley de la Carrera judicial.
Con gran valentía, la funcionaria declaró que “el proceso de selección de Magistrados está viciado y esto afecta directamente a todos los guatemaltecos. Es un proceso perverso que convirtió el nombramiento de funcionarios en un botín político”.
Oportunamente algunos medios de comunicación, revelaron que la elección de Magistrados, fue el resultado de “componendas” entre los bloques mayoritarios en el Congreso, es decir el del oficialismo, (Partido Patriota) y el de la oposición mediatizada (Partido Lider). En ese contexto cobran sentido las palabras de la Magistrada Escobar, sobre que la designación de los Magistrados, se transformó en un botín político.