Roberto Arias

En noviembre de 2012, en esta columna expresé lo que dijo, con todo respeto, el expresidente del Perú, doctor Alejandro Toledo, al presidente de Guatemala General Otto Pérez con respecto al diálogo que debe existir entre un gobierno y las poblaciones indígenas en un país como Guatemala, con la finalidad de mantener una estabilidad aceptable en el país con respecto al tema.

Cito: “Dentro de las recomendaciones que le hizo a Otto Pérez le dijo, dentro de otras muchas cosas, que él, siendo Presidente del Perú, invirtió 600 horas de su tiempo para escuchar a los sectores sociales y a los sectores indígenas. Dijo: “Escuchémonos. Si no, no hay comunicación. Tenemos conceptos distintos.”

Recomendó el doctor Toledo: “Visiten las comunidades indígenas y compréndanlos”. Dijo que hay queja, en Guatemala, de que las comunidades son manipuladas por personas inescrupulosas. Le dijo al presidente Pérez que si él visita a las comunidades y él y su gente se involucran con ellos para conocer sus culturas, su forma de pensar y el porqué, entonces los podrá conocer y comprender su cosmovisión y, de esa manera, conociendo sus comunidades de fondo, con suma facilidad sabría quiénes son los manipuladores que, dicen, los están manipulando.”

Desgraciadamente, como se evidencia con esta masacre en “Los Pajotes”, San Juan Sacatepéquez, las observaciones del doctor Alejandro Toledo cayeron en oídos sordos y la solución en Guatemala sigue siendo la fuerza bruta y la represión a balazos de las fuerzas gubernamentales y de los esbirros del Capital Salvaje, como le llamó Juan Pablo II, en contra de la población.

En la aldea Los Pajoques un grupo de encapuchados masacró a una familia en la noche del viernes y madrugada del sábado. Dos casas arrasadas por las balas, varios automóviles quemados; once residentes asesinados, incluyendo mujeres; adicionalmente al decretar estado de Prevención se conculcaron los derechos constitucionales de los pobladores. Es decir que tras el asesinato de once personas, la población es castigada vulnerando sus derechos constitucionales. ¡Ni en la China comunista! Ese es uno de los muchos saldos de muertos de guatemaltecos debido a la minería abusiva que se realiza en Guatemala, contra la voluntad de las poblaciones y con todo el aval y el respaldo del gobierno del General del Ejército Otto Pérez.

Mientras, los delincuentes de cuello blanco promueven abiertamente la impunidad en el Congreso y la cementera de Novella niega su participación a pesar de las acusaciones directas por parte de las víctimas.

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