Marco Tulio Trejo Paiz
Hasta hoy no se ha pagado ni un centavo de salario o sueldo y prestaciones a trabajadores y trabajadoras profesionales universitarios y técnico-administrativos, a pesar de sus reiteradas gestiones.
Se trata de asesores contratados y empleados de nombramiento al que se le imponían, violando flagrantemente la ley laboral, jornadas diarias, agotadoras e injustas, de ocho de la mañana de un día hasta la primera hora del día siguiente, sin pagarles horas extras.
Cuando el general Otto Pérez Molina ya pensaba lanzarse a la palestra como candidato presidencial, en reuniones celebradas en un salón situado a la entrada a la colonia La Florida, en sus intervenciones oratorias se le veía animado de loables propósitos de tratar con justicia al pueblo, y eso favoreció su campaña electoral.
Pero continuemos con el tema. Si nos ponemos en el lugar de los trabajadores y trabajadoras despedidos a la brava, comprenderemos que su situación es desesperante y aun indignante, mas no irresoluble si el presidente Pérez Molina interpone sus buenos oficios ante los ministros y el titular de la PGN, responsables directos de las injusticias contra no pocos compatriotas cuya subsistencia depende del salario dignificante.
Si los encumbrados funcionarios no se interesan en cortar por lo sano, pagando sin más demoras y pretextos lo que se adeuda desde hace meses y dos o más años a los laborantes acreedores, éstos pueden realizar airadas protestas frente a las dependencias e instituciones del gobierno.
Preguntamos al Ministro de Trabajo, al Inspector General de ese ramo, al Procurador de los Derechos humanos: ¿Qué han hecho? ¿Durmiendo en los laureles?
Todavía es oportuno solucionar el problema laboral sin tanto papeleo ni mucho bla, bla, bla.
Una orden expresa y terminante del presidente Otto Pérez Molina pondría fin, ¡al fin!, al problema de referencia.