Eduardo Villatoro

Según lo expuesto, en Japón se encuentra en vías de ensayo un revolucionario plan piloto llamado “Cambio Valiente” (Futojino henko), que rompe con paradigmas en el ámbito educativo y que abarca otras áreas culturales y sociales, aspirando a formar a los niños de esa nación como “Ciudadanos del mundo” y no como japoneses, al grado de que no se rinde culto a la bandera, no se canta el himno nacional y no se concede pleitesía a héroes reales o inventados por la historia de un imperio que antes y durante de la Segunda Guerra Mundial era eminentemente ultranacionalista.

Los alumnos ya no creen que Japón es superior a otros países por el hecho de haber nacido allí, no se les enseña que irán a combatir en una guerra para defender los intereses económicos de los grupos de poder, disfrazados de “patriotas”; entenderán y aceptarán diferentes culturales, y sus horizontes dejarán de ser nacionales para devenir en globales. Es el proceso de un cambio radical en una de las naciones más tradicionalistas del mundo.

El programa pedagógico y cultural de doce años de desarrollo está fundado en conceptos que no se limitan a Japón, sino que pretende convertirse en una concepción universal, sin materias de relleno y con cinco actividades académicas apoyadas por tecnología avanzada.

Conforme el documento, cinco son las asignaturas: 1- Aritmética de negocios, que incluye operaciones básicas y uso de calculadoras específicas, extendiéndose al comercio internacional. 2- Lectura. Los alumnos empiezan una hoja diaria que cada niño escoge y terminan leyendo un libro por semana. 3- Civismo. Entendido como el respeto total a las leyes, el valor civil, la ética, acatamiento a las normas de convivencia, la tolerancia, el altruismo y el respeto a la ecología.

El punto 4 se refiere a la computación: office, Internet, redes sociales y negocios on-line. 5- Idiomas. Alfabetos, culturas y religiones japonesa, americana, china y árabe, con visitas de intercambio a familias de cada país.

Se espera que a los 18 años de edad los japoneses dominarán cuatro idiomas, conocerán cuatro culturales, igual número de alfabetos y religiones. Serán expertos en computadoras, leerán 52 libros cada año, respetarán la ecología y la convivencia; manejarán la aritmética de negocios; tendrán dominio del comercio y la tecnología; serán muchachos que se dedicarán a la investigación, creación, descubrimientos.

¿Contra ellos van a competir nuestros hijos y nietos?, educados por “maestros” que siempre están en huelga porque son mal pagados; los gobiernos no invierten en educación; suma indisciplina en las aulas y otros factores que provocan deficiente aprendizaje, deserción escolar; chicos que saben más de chismes de la televisión, nombres de actores famosos, pero nada de Historia.

Alumnos que apenas hablan español, escriben con precaria ortografía; no saben hacer sumas de quebrados, que pasan más tiempo viendo estupideces en la TV; novelones de narcos y churros eróticos lindantes con la pornografía. Muchachos a los que maestros y padres les tienen temor.

(El educador Romualdo Tishudo cita a Confucio: -Si tu objetivo es progresar un año, siembra trigo; si es progresar diez años, siembra árboles; si es progresar cien años, educa a tus hijos).

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