Lic. Douglas Abadía Cárdenas
douglas.abadia@gmail.com

Dicho factor consiste en la proliferación de universidades en nuestro país, pues actualmente según el CEPS existen varias universidades acreditadas en el país y sobre todo legalmente facultadas para emitir títulos profesionales.

Según la Constitución Política de la República de Guatemala, son funciones de la Educación Superior la formación profesional, la divulgación de la cultura, la práctica de la investigación y la cooperación al estudio, así como coadyuvar a la solución de los problemas nacionales (Art. 82 y 85).

Las universidades privadas en lugar de autonomía como es el caso de la Usac, gozan de independencia. En este caso la independencia debe ser entendida como la libertad para crear sus facultades e institutos así como para desarrollar sus actividades académicas y docentes (Art. 85). Estas universidades se apoyarán normativamente en la Ley de universidades privadas y en el Reglamento Interno del Consejo de la Enseñanza Privada Superior (CEPS).

La proliferación de universidades en el reciente tiempo en Guatemala busca obtener poder; especialmente creando facultades de Ciencias Jurídicas, o sea Derecho pues todos sabemos que a través de sus decanos se tiene presencia en la política nacional delegando procuradores, fiscales entre otros puestos públicos que por mandato legal se designan de manera corrupta.

Las instituciones de educación superior tienen con la sociedad una gran responsabilidad. Se espera que las mismas contribuyan a brindar oportunidades para que las personas que sirven encuentren en el conocimiento, un instrumento de desarrollo humano que les ayude a lograr una mejor calidad de vida.

Existen varias opciones para formarse a nivel superior hoy en día, la calidad no es la misma en todas las universidades existentes, pues hay algunas que solo hace falta inscribirse y llegar a clases, eso sí, estar al día en sus cuotas y se gradúa en un santiamén, aunque salga más burro de lo que entró.

Se sigue apostando por las carreras conservadoras, es decir, carreras como el Derecho, Medicina, Administración, Economía, etc. pues nuestra realidad nacional impide pese a la globalización fundar carreras que vayan de la mano con las necesidades de la sociedad y sobre todo ir a la vanguardia.

Es un menú donde se escoge la carrera en función de interés material y no vocacional, es decir, se prefiere ejercer infeliz, pero con plata a hacer lo que nos gusta y sobre todo ganarnos la vida.

No existe una auditoría a las universidades, no en términos económicos sino académicos, es necesario velar por el garantizar calidad educativa que vaya en función de la cuota que paga mensualmente pues no existe un monitoreo real acerca de cómo se gradúan decenas de profesionales al año.

Se debe competir por brindar una educación superior de calidad pues la sociedad depende de la calidad de profesionales que egresan de los centros de educación superior, no se crea conocimiento propio, se sigue importando modelos en todas las áreas del saber que no cuajan en Guatemala.

Cada vez existen mayores niveles de corrupción y se tiende a deformar en lugar de formar, pues tanto la calidad de los docentes, más el pago de facturas personales, compadrazgo, nepotismo aunada a la pereza y acomodamiento del estudiante garantizan nuestro subdesarrollo.

Artículo anteriorLa comedia de la vida
Artículo siguienteCoplas de Jorge Manrique