Eduardo Villatoro

Sin embargo, conforme una reciente encuesta levantada por una firma de prestigio que no estoy autorizado a mencionar y que posiblemente ya salió a luz pública y no me he enterado porque me encuentro fuera de circulación, todos los que nos hemos estado ocupando casi enfermizamente de ese asunto tan criticado y debatido, no le quita el sueño a la mayoría de nuestros compatriotas, porque se enfrentan o nos encaramos a otros problemas que constituyen prioridad colectiva.

Fíjese usted, que lo que más aflige o atormenta a los guatemaltecos es el componente de la delincuencia, seguridad y violencia, con un 29.4 % del universo encuestado; mientras que la corrupción apenas afecta emocionalmente al 5.8 %, es decir, un mínimo porcentaje considera ese fenómeno como un asunto de primera magnitud, como quien dice que sólo cerca de 6 de cada cien guatemaltecos estiman que los señalamientos y acusaciones de hechos corruptos es de suma gravedad como es el criterio de los más severos críticos del Gobierno.

El segundo puesto en lo que concierne al interés de los encuestados, con el 26 %, es el compuesto por la economía, el desempleo, el salario y los impuestos; en tanto que la pobreza y la desigualdad se ubican en un tercer lugar, con casi el 10 %. Para sorpresa de muchos, el renglón que corresponde a la salud, incluyendo la carencia de medicamentos en los hospitales públicos, sólo preocupa, para decirlo de alguna manera, al 5.8 % de los guatemaltecos consultados, mientras que el área de la educación interesa al 5.1 de los compatriotas.

Asombrosamente, por lo menos desde la óptica de las informaciones periodísticas, el narcotráfico y la drogadicción se ubican en el penúltimo sitio, con apenitas el 3 %, y finalmente el ramo de los servicios, tales como agua, energía eléctrica, extracción de basura y otros abarca el 4 % de los interrogados.

Si a los políticos ansiosos de repetir en sus cargos, ergo, alcaldes y diputados, se les ilumina el gastado cerebro o a sus asesores les rasguña un mínimo porcentaje de inteligencia ya tienen materia prima para centrar su propaganda y los elocuentes discursos de sus protectores.

(Al hacer su trabajo de campo, el encuestador Romualdo Tishudo leyó en una tienda este anuncio: Vendo crema de cara para se le quite quitar lo feo)

Artículo anteriorMatrimonio a los 18
Artículo siguienteUn poco de pan y mucho de circo