Víctor Hugo Godoy

Las cosas comenzaron a cambiar cuando la globalización y los organismos financieros internacionales presionaron por el desmantelamiento del exiguo Estado de bienestar y por la privatización de las empresas o servicios estatales. Los intereses encontrados respecto al reparto de los negocios, así como el avance de las conversaciones de paz y la debilidad del Gobierno en el Congreso de la República devinieron en el intento de Golpe de Estado de Jorge Serrano, lo cual fue aprovechado de nuevo por la élite económica que ha demostrado no querer la democracia, ni pagar impuestos, ni prestaciones laborales, ni responsabilidad social alguna, para retornar al sistema de “mantener la olla tapada” mencionado en el informe de la CIA.

¿Cómo lo hizo? A través de una reforma constitucional que consideró que cinco años de mandato podrían consolidar a un gobierno y eso no era conveniente; había que bajar a cuatro años para que eso no sucediera. Aún con candados tributarios constitucionales, los dos gobiernos habían impulsado tímidas reformas fiscales para financiar el gasto público, a pesar de oposiciones de hecho y legales del sector privado. No podía ser. Por ello se cercenaron atribuciones del Congreso para ampliaciones presupuestarias y si el Estado requería financiamiento, ahora tendría que acudir a los bancos privados, pues se prohibió hacerlo al Banco de Guatemala. Negocio redondo. Los políticos no sólo dependían del financiamiento privado para las campañas electorales sino ahora también para complementar el gasto público. El régimen político estaba ahora de rodillas ante la plutocracia, tradicional o emergente.

Había también que capturar el sistema de justicia, porque si finalizaba el conflicto armado el Ejército ya no iba a hacer el trabajo sucio de eliminar dirigentes sindicales, estudiantiles y agrarios. Cooptar la justicia para desintegrar sindicatos, evadir prestaciones, conseguir desalojos campesinos, así como, la contenciosa-administrativa, que con los servicios en manos de particulares o de compañías extranjeras que vendrían con el libre comercio se convertía en estratégica. Justicia ciega antes con el terrorismo de Estado, hoy instrumento del gran capital.

El pretexto fue la corrupción de los políticos y el ataque “ilegitimador” contra las funciones del Estado. El mecanismo: La Depuración. En ello no sólo estuvo la élite económica, pues construyeron un imaginario que permitió la santificación de la iglesia católica y el acompañamiento de una sociedad civil, que aún no aprende a apuntarle al jinete. Doctrina chapina del “shock”.

La Constitución y la reforma política, con sus fines y sueños, habían caducado.

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