John Carroll
El Gobierno y los funcionarios de turno deben de responder cómo es que lograron obtener la primicia del reportaje impreso en el matutino elPeriódico antes que este lo sacara a la luz pública. Además debieran de responder quién fue el genio que decidió publicarlo en medios oficiales la noche antes de que saliera la publicación. En cualquier país civilizado del mundo ese pequeño error sería suficiente para que el Vicepresidente renunciara por decencia pero como vivimos en el país de las caras duras y los cueros de lagartos, aquí no pasa absolutamente nada.
La Vicepresidenta y su familia tienen pocos argumentos para defenderse cuando se les cuestiona de dónde obtuvieron recursos de la magnitud que les permite pagar o mantener la vida de millonarios que se dan. No hay un negocio legítimo de la señora Baldetti que tan siquiera aparente dar la cantidad de plata que se necesita para vivir con el lujo que viven ella y sus seres queridos. Casa en el populoso barrio de solaz esparcimiento del Pacífico, hacienda en las montañas de Tecpán a todo mecate, viajes en jet, patojos mimados con zapatos y relojes de miles de dólares dándose la gran vida en Miami, y un sinfín de etcéteras que lloran sangre por venir de la “encargada de transparencia” del Ejecutivo. Conozco a gente que creció en la Primero de Julio y muchos de ellos han recorrido un largo camino de arduo trabajo para superarse y cambiar radicalmente su estilo de vida. Todas esas historias son motivo de admiración cuando pasan por la producción de grandes patrimonios a base de trabajo y no a base de abusos de poder y aprovechamientos impropios en el ejercicio de sus funciones gubernamentales. Esos aprovechamientos son motivo de vergüenza para cualquier ser humano con una pizca de decencia.
El descaro es tal que siguen apareciendo activos a nombre de la Vicepresidenta o sus testaferros sin que se preocupen siquiera de mostrar un poco de humildad. Todo lo que aparece son cosas grandes y lujosas que pareciera hacen a propósito como restregándonos en las narices el fruto del poder que nosotros mismos, pueblo idiota, les hemos facultado.
Curiosamente, hasta la fecha no sabemos de grandes capitales acumulados afuera de nuestro territorio, lo que pareciera indicar que es aquí donde sus dineros mal habidos sienten la comodidad de la indiferencia y la impunidad. El poder los tiene presos y adictos de tal manera que sinceramente no creo que salgan limpios de esta. Hace falta ver si nosotros, los guatemaltecos, tenemos los arrestos necesarios para impedir que esta clase de abusos quede impune.