Juan José Narciso Chúa

Hubo apremios, hubo prisas poco medidas; acciones sin meditarse; premuras innecesarias. Veamos. Primero, el Presidente previó que tomando todas las instituciones bajo su control principalmente con sus pares militares, estaría tranquilo, seguro y “todo caminaría bien”. Segundo, una alianza abierta con las transnacionales extractivas, actuando con displicencia y hasta docilidad, le aseguraría un aliado importante y pesado. Tercero, una comunicación abierta con las élites con una disposición a apoyarlas en todo aquello que solicitaran, le otorgaría seguridad, respaldo. Cuarto, plantear iniciativas de carácter estratégico, le abriría un espacio protagónico a nivel regional y buscando abrirse espacios en cónclaves continentales. Quinto, elevar permanente el perfil de su delfín para asegurarse que habría continuidad y así incrementar su tranquilidad. Sexto, controlar las cortes, buscando insertar a sus candidatos, empezando por su Secretario General y así disponer de mayor inmunidad y aún más impunidad. Séptimo, cooptar a los funcionarios de instituciones de control del Estado.
Todo parecía bien, todo pintaba positivo. Pero, ni sus pares militares están contentos; las transnacionales extractivas no caminan con tranquilidad y la presión social interna e internacional es muy fuerte y adversa las formas de conducción de esta actividad; las élites no terminan de convencerse de la sinceridad del gobernante, de su vice y de su delfín y consideran tibias todavía sus acciones. Por otra parte, sus iniciativas ahí se quedaron, sin profundidad, sin estudio y terminaron en la nada. No cabe duda que se ha dedicado a apoyar a su candidato, no ha dejado de asistir a inauguraciones, destacando su trabajo y otorgándole el beneplácito y el discurso para su candidatura.
En medio de estas adversidades se encontraba el Presidente, cuando la CICIG desarticula una estructura paralela que funcionaba con toda libertad y con conexiones de alto nivel, las declaraciones de su principal líder han abierto fisuras en uno de sus principales ministros, han generado dudas de hasta dónde llegan las vinculaciones; se interrogan si en este auténtico hoyo negro se encuentran relaciones o hechos o personas que lo podrían dejar mal parado. Las cosas se complican. El Presidente se apresura a decir que la CICIG ya no va, con un argumento torpe; la Vice también se va de boca con declaraciones absurdas; el ministro del interior, se desdibuja pero mantiene la línea. El Embajador Alemán inmediatamente corrige al Presidente; hoy desde Washington llega la noticia que también apoya financieramente la continuidad de la CICIG. El gobernante se asusta y mueve sus piezas. Mueve a su canciller para enviarlo a la ONU para cabildear y evitar que la CICIG siga, así como consiguió defenestrar al anterior comisionado de la CICIG.
Mantiene la presión sobre las Comisiones de Postulación para asegurarse que no tendrá sustos después de su mandato; ya movió sus piezas para que la Contraloría General de Cuentas se mantenga en línea. Pero, aun así, el Presidente se nota preocupado, su cansancio permanente lo denota. La situación no se encuentra bien y la etapa final de su mandato se complica cada vez más. Las denuncias públicas de nuevas propiedades, le quitan el sueño; hoy está mayormente inquieto cuando en la capital del mundo parece que hay denuncias y ello lo preocupa aún más. Tiene mucha razón para estar preocupado.

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