Javier Monterroso

Así la derecha se opone férreamente a la continuidad de la CICIG, sin más argumento que el de la soberanía nacional supuestamente violentada, mientras que la izquierda automáticamente se pronuncia a favor de la misma sin hacer un análisis mínimo sobre los logros de la Comisión, por supuesto que detrás de estas posiciones extremas se esconden una serie de intereses mezquinos disfrazados de discurso ideológico, pero después de siete años en el país los guatemaltecos, tanto de izquierda como de derecha que no tenemos intereses en mantener el sistema de impunidad, debemos discutir seriamente los resultados que ha tenido la Comisión.

Por supuesto que este reducido espacio de tres mil caracteres no alcanza para un análisis, pero quienes desde su inicio apoyamos la instalación de la Comisión deberíamos dejar de lado el velo ideológico y abandonar toda esperanza de que la CICIG en realidad sea un punto determinante en el combate a la impunidad, evaluemos los casos que ha llevado la Comisión: Portillo absuelto, Pavón hasta ahora una parte de los sindicados casi totalmente absuelta y la otra condenada o a la espera de juicio en otros países, en el caso Rosenberg si bien es cierto se logró evitar un golpe de Estado los autores intelectuales fueron convertidos en mártires y ahora en libertad, falta ver si en el caso Lima de verdad existen más evidencias que incriminen a altos funcionarios o si solamente se atacó una estructura cuyo máximo eslabón es el Director de Presidios.

Y es que si algo tenemos que entender los progresistas es que la CICIG por sí misma no va a resolver los problemas del sistema de justicia, sin un Ministerio Público capaz, sin jueces probos y sin un sistema de investigación criminal policial eficiente la impunidad no va a disminuir significativamente. Así como la izquierda debe reconocer las limitaciones del experimento CICIG la derecha también debe darse cuenta que sin ella estaríamos peor de lo que estamos.

Los mismos comisionados se han prestado al juego ideológico, la derecha estaba muy cómoda con Carlos Castresana quien término convertido en un operador del sector económico, mientras que la izquierda se identificó más con Francisco Dall’Anese; por cierto Iván Velásquez lleva más de un año en Guatemala, hasta ahora el único logro de su gestión es el caso Lima y la euforia causada es tan grande que revivió el fantasma de la continuidad, ojalá no sea una “llamarada de tusa”, pues si logra otros dos casos similares en los próximos meses la continuidad estaría garantizada.

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