Eugenio R. Fernández

A lo largo de estos siete años la CICIG ha tenido luces y sombras, gente buena y mala, realmente uno se pregunta ¿Ha podido la CICIG alcanzar sus objetivos? La realidad es que no, no los ha alcanzado ni por asomo. No se le puede achacar su inefectividad de forma exclusiva, llegar a Guatemala y tratar de desarticular las estructuras de seguridad paralelas es muy complicado.

Más aun cuando los “who´s who” de Guatemala están involucrados directa o indirectamente con el tema. Estos necesitan tener estructuras paralelas, diseñadas para dominar al Estado, que logren perpetuar los privilegios que mantienen a muchos millonarios viejos, nuevos y de turno, que se encargan de salvaguardar sus prerrogativas.

Para que la Comisión Internacional Contra la Impunidad pudiera lograr alcanzar su objetivo principal, que es erradicar la impunidad, tendría que cerrar el Ejecutivo, el Congreso, el Organismo Judicial, el Ministerio Público, la SAT, etc. En fin tendría que cerrar el propio Estado. Pero eso solo le corresponde a la ciudadanía, que se pone contenta cuando alguien más hace su trabajo.

Lo manifestado por Mauricio López Bonilla en cuanto que ojalá: “existiera aquí la CICIG para siempre”, es un tácito reconocimiento a su incapacidad, no como persona ya que lo considero capaz, si no como Ministro de Gobernación que para controlar las cárceles y otros menesteres de sus funciones, realmente se necesita a la CICIG.

Los acontecimientos de la semana pasada hubieran sido imposibles sin la participación de la CICIG. Me imagino las llamadas de teléfono a López Bonilla: “Vos ¿Qué pasa? ¿Qué estás haciendo?” y él responde como Poncio Pilatos lavándose las manos: “¿Yo? ¡¡¡Yo nada, fíjate que es la CICIG y allí no puedo hacer nada!!!” justificarse ante los “cuates” es lo que permite la figura de CICIG en Guatemala.

Por supuesto esta semana ya declaró el gran jefe Otto Pérez que no van a pedir la extensión del mandato de la CICIG. Por supuesto él no lo haría, el Presidente hace referencia a que no existen condiciones internacionales para prologar el mandato. Creo que no quieren que lo investiguen una vez deje el puesto y si alguna vez se ve en la necesidad de hacer una llamada no quiere oír: “Fíjate que es la CICIG, no yo”. El Presidente y su partido quieren controlar todo el sistema de justicia y en estos momentos están dando los últimos toques para consolidar su gente en la CSJ y listo. Culmina su mandato con la salida de CICIG en Guatemala, suerte de los Jefes de Estado ¿No?

Yo por mi parte siempre he tenido sentimientos encontrados para la CICIG. Los veo como un mal necesario. Ellos han demostrado que en todas las instituciones se cuecen habas, no me gusta que gocen de todas las inmunidades que tienen. Su efectividad es muy limitada, pero al fin y al cabo, en este caso, prefiero andar mal acompañado que solo.

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