Está indignado un reo porque se le ha investigado por hacer de un centro de detención su turicentro y de los otros reos sus clientes para manejar dinero sinfín, mientras que el mercado de oferta y demanda funciona a la perfección a lo interno de los centros de rehabilitación para vender licores, televisores, celulares, listas de personas para ser extorsionadas y/o secuestradas, etc. También hay autoridades que reciben señalamientos y que en algún momento se sabrá exactamente qué rol tuvieron en todo lo que se menciona, sin que sea suficiente para sacar del letargo a nuestra ciudadanía que, una vez más, solo la ve pasar.
Las comisiones llamadas a buscar la transparencia que haga la plataforma institucional de la justicia, se han dedicado a ser las que buscan las justificaciones para encontrarle el atajo a las leyes que permita que se cumplan a pesar de violar los más mínimos principios éticos que deberían mandar a quienes representan una ley que, en su origen y babosos que somos, creímos que era para mejorar el sistema de selección de los máximos representantes de la justicia y la fiscalización.
Y es el mismo momento en que partidos políticos vuelven a recibir el banderazo de parte del Tribunal Supremo Electoral que levanta las suspensiones de una campaña que nunca se detuvo pero que demostró que los intereses de los magistrados tienen muy poco que ver con el verdadero problema electoral que es el financiamiento de las campañas.
Guatemala parece que tiene motivos para celebrar porque venció a Belice en futbol y se nos ha olvidado que hay miles de niños migrantes sin sus padres en cárceles de Estados Unidos esperando solución y millones de afectados por la sequía que mantiene a las familias caminando sobre el filo de la navaja entre la vida y la muerte por hambre.
Y en este entorno es donde el reo, los comisionados, los políticos y seleccionados, piden respeto. Por cierto, allí anda la CICIG, que picó el hormiguero con un caso que demuestra los alcances de la impunidad y los grupos paralelos y que tiene, la misión internacional, fecha para abandonar nuestro país. Estamos de cabeza en Guatemala.