Roberto Arias
La CIDH también retrocedió en su exhortación, siguiendo el juego a los gobiernos de Guatemala y del Canadá. Sigue la traducción del artículo de David Hill en “The Guardian” de Londres: “Efectivamente, al permitir que la mina siguiera funcionando, en primer lugar, el Gobierno también ignoró un tratado internacional, la Convención de la Organización Internacional de Trabajo (OIT) 169, ratificada por Guatemala en 1996, la cual reconoce, dentro de otras cosas: 1) Los derechos indígenas de ´La propiedad y tenencia de la tierra´ ´Sobre las tierras que tradicionalmente han ocupado´; y 2) Los derechos indígenas a ser consultados sobre ´Medidas legislativas o administrativas que podrían afectarles directamente´ lo cual debe realizarse ´Con el objetivo de llegar a acuerdos o consentimiento de las medidas propuestas´– algo que muchos mams y sipacapenses dicen que no se realizó con relación a la Mina Marlin.
El incumplimiento gubernamental de consultar apropiadamente a los mayas también quiere decir que el World Bank’s International Financial Corporation (IFC), miembro del grupo del Banco Mundial violó sus medidas de seguridad –ninguna sorpresa– cuando proveyó en 2004 un préstamo catalítico (acelerar el desarrollo de un proceso) de US$45 millones para arrancar las operaciones de la Mina Marlin. Las ´Directrices Operacionales´ del banco sobre personas indígenas indican que ´Una consulta directa´ debe hacerse.”
Viendo el incumplimiento de cuatro organismos que han pisoteado normas internacionales de protección social global, no nos queda más que, únicamente, tener el conocimiento de que el Capital Salvaje, con mayor furia permanece en el saqueo y contaminación de la tierra, sin respeto alguno a las normativas racionales que han emanado de Convenciones de múltiples países, buscando el bienestar de la humanidad.
Los cuatro organismos internacionales a los que me refiero son: 1) El Gobierno de Guatemala, iniciando con la época de Óscar Berger Perdomo y quienes le han seguido, incluyendo el actual. 2) El Gobierno del Canadá con su garra metida profundamente en Latinoamérica y otros continentes, explotando el oro del mundo. 3) La Comisión Internacional de Derechos Humanos (CIDH), que en la práctica se pliega haciendo lo contrario y 4) El IFC, del grupo del Banco Mundial, quien rompe con sus “Directrices Operacionales” escritas, con la finalidad de ser un socio más en el archimillonario y corrupto negocio de acabar con los recursos naturales y de la vida en la Tierra. Continúa…