Y es que han tenido que hacer un gran esfuerzo por medio de alianzas con sus competidores dentro de los grupos paralelos de poder para, juntos, hacer una defensa más fuerte del feudo de control del sistema de justicia que sintieron tambalear con la administración anterior del Ministerio Público, especialmente con el caso en que se investiga la “toma de Pavón” del 2006, no digamos con las denuncias contra los operadores que han sido, permanentemente, quienes están dispuestos a mantener a un pueblo en el abandono, la pobreza y la impunidad, a cambio de hacer sus millones de cualquier manera.

Los argumentos que han utilizado, son varios. Primero, que la CICIG no tiene la capacidad de llevar a cabo procesos bien estructurados para conseguir sentencias contra los acusados. De la misma manera que cuando Lima pudo seguir como si tal cosa luego de haber sido sorprendido en la calle cuando tenía que estar en prisión, sin tribunal que ordenara su traslado a ningún lado, lo mismo pasa con los jueces que conocen de otros casos. Esto demuestra que no es que la CICIG no pueda plantear casos, sino que el sistema de Justicia está a la orden de los poderes ocultos que hacen y deshacen aun descartando irrefutables evidencias.

Otro argumento es que “los guatemaltecos podemos hacerle frente sin la ayuda de organismos internacionales”. Y la evidencia es que no. ¿Por qué si, como dicen, todo esto de las cárceles ya era conocido, no hubo nunca un esfuerzo por establecer controles y evitar que siguiera la prostitución del sistema penitenciario? Para muchos es más cómodo vivir en un país en el que se justifica la limpieza social como “instrumento de justicia” y se consagra la corrupción como “práctica de libre mercado” para hacer negocios.

Si se concreta la cooptación de las Cortes, como es de prever, resulta fundamental disponer de una instancia que pueda ser, al menos, piedra en el zapato para que las investigaciones vayan desnudando las estructuras del poder real que es ejercido en la práctica por grupos que operan en la sombra.

Cuánto no quisiéramos no depender de ayuda extranjera pero en el tema de la impunidad, todavía la requerimos.

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