Juan Antonio Mazariegos G.

En el caso que revelaron las autoridades esta semana, relativo a la supuesta corrupción entre presos y autoridades de Presidios, la Ley de Régimen Penitenciario claramente determina en su artículo 8, cuando se refiere al control judicial y administrativo al privado de libertad, que corresponderá únicamente al Juez competente, el resolver sobre el traslado de presos entre un centro carcelario y otro o bien cuando corresponde conducir al reo hacia un centro asistencial. Por supuesto la misma ley determina que en caso de tratarse de una situación de emergencia, la Dirección General del Sistema Penitenciario podrá ordenar ese traslado. Sin duda ponerse a desnudar totas las carencias del Sistema Penitenciario nos llevaría a encontrar hallazgos como los que motivan el presente artículo y también nos conducirían a determinar que la mayoría de los delitos y las actividades ilícitas que se practican en esas instituciones responden sobre todo al vació de poder que una sucesión de Estados débiles o poco interesados en el tema han llevado a crear.

La acusación que hemos conocido a través de las noticias es que el Director del Sistema Penitenciario se encontraba involucrado y que recibía dinero por ordenar el traslado de ciertos reclusos. Definitivamente de existir dentro del Sistema Penitenciario sistemas y estructuras que permitieran una real reinserción del reo, otro gallo cantaría y no existiría sujeto activo ni pasivo en el cohecho que ahora se ha revelado.

Las condiciones de la mayoría de reos son cercanas a inhumanas y el hacinamiento y las carencias del sistema han hecho aflorar la demanda de un mercado en donde no debería de existir uno, puesto que es deber del Estado el proveer no solo de las condiciones mínimas de vida a los reclusos sino ir más halla y dar herramientas para reintegrar a estas personas a la sociedad.

No discuto que Lima, Camargo o cualquiera otro de los involucrados en los señalamientos haya participado o no en los mismos, simplemente opino que en tanto no se ponga la debida atención a este u otros problemas que nos aquejan seguiremos dejando espacios de poder para los cuales siempre habrá un interesado en llenar y aprovechar estos vacíos en su beneficio personal.

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