Héctor Luna Troccoli

Pese a que doña Roxana repitió varias veces la palabra “fisiquin” preguntado si era o no era (guapo, chulo, etc.) la gente se quedó callada porque se trataba entre otras cosas de gente campesina que no conoce esos términos (al igual que yo). De todas formas don Alejandro ya se quedó con su fisiquín al hombro, mientras en esa reunión, atrasito del podio principal, sentado y muy elegante, don Otto Pérez tenía un semblante para mil cachimbazos, sin que los ágiles camarógrafos le hicieran una toma de cerca. La señora Vicepresidenta también tuvo otra anécdota muy singular cuando llegó a una escuela para un acto especial y decidió ponerse a leer un libro de los niños alumnos pero, por más que lo intentó, no lo logró y dijo que “no crean que no sé leer, es que no traje mis anteojos”. En fin, afortunadamente ambas cosas no se convirtieron en escándalos mediáticos como sí ocurre en otros casos, según el gusto de los ágiles e inteligentes reporteros.

Pero volviendo al caso del “fisiquin”, me imagino las damas en su mayoría coincidirán que el exministro lo tiene de sobra, pero lamentablemente hay otros que no tienen ni fisiquín, ni moral, ni nada positivo y la prueba más elocuente es el CAPITÁN DEL GLORIOSO EJÉRCITO NACIONAL y posible autor de la muerte de monseñor Gerardi, Byron Lima Oliva, quien ante las cámaras le pegó una insultada de padre y señor mío a su compañero de armas, el Ministro de Gobernación.

El caso de Lima Oliva es patético. Durante más de quince años dirigió y se convirtió en millonario por el Sistema Penitenciario del país, en donde las cárceles eran sus centros de operaciones y con los millones compró mansiones de lujo y estando preso salía a pasear en modestos vehículos Porsche y Jaguar, entre otros, los cuales solo los he visto en fotografía y uno que otro circulando en las calles, rodeado de guaruras.

Lima Oliva es, sin lugar a dudas el ejemplo más palpable de la corrupción e impunidad del Estado, en donde los tres poderes son sus sirvientes a través de sus funcionarios. López Bonilla dijo que sobresalió en la Politécnica y que era muy inteligente. Lo creo, inteligente para el mal, en prisión pasó quince años haciendo millones y mandando a ministros, presidentes y a sus otros cuates. Un país con gente así, solo sirve para tirarlo a la basura.

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