Carlos Figueroa Ibarra

Y mis amigos y colegas hondureños Eugenio Sosa y Marco Tinoco me orientaron. Me hablaron en particular de una mujer excepcionalmente valiente y honesta, cuya voz era indispensable en la revista, cuyo eje temático central sería el golpe contra Mel Zelaya y la resistencia antigolpista. Por fortuna el proyecto se logró y el lector o lectora puede acceder a la revista a través de la red de revistas científicas Redalyc (http://www.redalyc.org/toc.oa?id=286&numero=25451).

Cuando tuve la fortuna de conocer a Margarita era la coordinadora general del Frente Nacional de Resistencia Popular en el departamento de Cortés y también era parte de la Coordinación Nacional del mismo Frente. Posteriormente habría de ser fundadora del partido LIBRE que encabeza el expresidente Zelaya y, además, candidata a diputada por dicho partido en el mismo departamento de Cortés. En el transcurso de la conversación pude darme cuenta que Margarita tenía una larga trayectoria de lucha que arrancaba desde las luchas sociales hondureñas de los años 70 y que había sido sobreviviente de la resistencia revolucionaria contra la dictadura militar hondureña en los años 8. Fue fundadora y dirigente de la Central Nacional de Trabajadores del Campo y participó en la solidaridad con la lucha revolucionaria nicaragüense. Por ese motivo fue encarcelada y torturada. Su compañero de vida de aquel momento –Fredy Nolasco–, fue comandante de las Fuerzas Populares Revolucionarias Lorenzo Zelaya y en ese cargo fue asesinado en marzo de 1987. En ese contexto salió al exilio y regresó en la década de los 90 para nuevamente incorporarse a las luchas sociales y políticas. En el momento del golpe contra Zelaya en junio de 2009, Margarita encabezó y organizó la resistencia en Cortés y particularmente en San Pedro Sula. Su hijo Samuel fue secuestrado en esos días.

Margarita no concebía la lucha por un nuevo orden social como algo que se agotaba en lo político-electoral. La entrevista que le hice fue momentos antes de una actividad del Foro Social del Valle de Sula, en el cual ella participaba. Su muerte se debió a esta trayectoria y por la última lucha que encabezó: una recuperación de tierras hecha por la organización que presidía, la Asociativa Campesinos de Producción Las Ventanas. Fue sorprendida y acribillada por hombres encapuchados mientras se encontraba laborando en una parcela en el municipio de Villanueva en Cortés.

Como me ha escrito Eugenio Sosa: “El movimiento popular y el pueblo hondureño han perdido a una de sus mujeres más valiosas”. Juan Orlando Hernández debe responder por este crimen.

Artículo anteriorFactibilidad legal de candidatura de Zury Ríos
Artículo siguienteEn defensa de Secret