Félix Loarca Guzmán
Es impresionante la ambición por continuar en el poder que exhibe el equipo gobernante, a pesar de sus muchas debilidades y fracasos, especialmente en el campo de la seguridad pública, que fue la principal promesa de la campaña política del actual presidente, general Otto Pérez Molina.
Sin duda, uno de los aspectos más censurables del actual gobierno, es su persistencia en el despilfarro de fondos públicos para el desarrollo de una campaña de propaganda burda y de poca credibilidad, mientras los hospitales públicos de la ciudad de Guatemala y de los departamentos, están en la calle de la amargura.
El colmo, es que según versiones periodísticas difundidas esta semana a través de un noticiero de televisión, en uno de los hospitales departamentales tuvieron que cancelar las cirugías programadas, por lo que los enfermos se vieron obligados a regresar a sus casas.
Mientras tanto, el Presidente y la Vicepresidenta, están más preocupados en echarse incienso en actos públicos para promover su imagen, y la del hasta ahora Ministro de Comunicaciones, a quien desde hace tiempo vienen promoviendo como precandidato presidencial del oficialismo, en el marco de una campaña electoral anticipada con la tolerancia de los magistrados del Tribunal Supremo Electoral.
Este solo hecho acrecienta la percepción que existe entre la población, sobre que el plan del oficialismo para perpetuarse en el poder, es copar de manera sutil, pero eficaz, las principales instituciones del Estado como ese tribunal y el Ministerio Público, para garantizar su impunidad con vista a las próximas elecciones.
Una mentira repetida muchas veces podría dar la idea de ser verdadera, pero ahora los pueblos están despertando, al darse cuenta que son víctimas de la demagogia, del engaño y la exclusión social.
El actual presidente de Guatemala no ha podido o no ha querido comprender, que su gobierno hace tiempo perdió credibilidad, y que su partido político va a ser derrotado ruidosamente en las urnas electorales.