Eduardo Villatoro
Se ha sugerido, solicitado y reclamado al Tribunal Supremo Electoral que adopte decisiones enérgicas, puntuales y categóricas en torno a que los partidos políticos informen con claridad, exactitud y veracidad el origen privado del financiamiento de sus actividades, para que sus procedimientos sean translúcidos y no se sospeche, especule o dude en torno a la presunta procedencia de recursos proporcionados por el crimen organizado, fondos del erario o dinero de empresarios inescrupulosos que mediante esa práctica persiguen obtener garantías de resarcir desproporcionada e ilegalmente sus aportes, mediante negocios turbios y ventajosos con el Estado.
Lo que se pide o demanda es muy sencillo: transparencia en el financiamiento de esas organizaciones partidarias; pero los dirigentes políticos se han negado a proporcionar esa información arguyendo variedad de razones, y no fue hasta hace pocos días que, finalmente, el TSE, por medio de su Auditoría Lectoral, proporcionó un reporte correspondiente a los montos percibidos por 19 de esas agrupaciones durante el primer semestre de este año, cumpliendo así con las tibias normas que se decidió aplicar aquella institución.
Quizá sólo los más escépticos o redomados críticos se negarán a aceptar como válidas las cifras que se dieron a conocer, tomando en consideración la presencia pública de los partidos políticos en el escenario nacional, número de afiliados y sus aspiraciones en el futuro proceso electoral.
Una de las organizaciones de más peso es el Partido Patriota que, según el informe oficial, percibió casi Q300 mil que desembolsaron los diputados al Congreso pertenecientes a las filas del PP, más Q36,423 de intereses bancarios; mientras que el partido Lider, el más enérgico de la oposición, reportó Q.2.6 millones provenientes de empresas comerciales, a los que se adicionan Q573 mil aportados por sus parlamentarios, lo que totaliza un poco más de Q3 millones en seis meses.
En el extremo opuesto, es decir, los partidos políticos más pelados, algunos de los cuales apenas sobreviven como para pagar el alquiler de un cuarto que les sirva de sede, sin incluir sueldos de secretaria, conserje y mensajero, mucho menos servicios de agua, energía eléctrica y teléfono.
Allí está un grupo denominado País, cuyos ingresos semestrales son de Q5 mil, que ni siquiera alcanzaría para costear el porteo de correspondencia a sus miles de afiliados. Pero el que subsiste inmaterialmente es el PAN, que tuvo ingresos, también durante medio año, por la nebulosa suma de Q457, cantidad que lo deja a uno pasmado, atónito, perplejo, baboso, pues equivale a algo así como Q77 al mes, ni siquiera para comprar un pan con frijoles al día para sustento del desnutrido guardián.
(El psiquiatra Romualdo Tishudo pregunta a su paciente, envanecido y estresado propietario de un remedo de partido político: -Cuénteme desde el principio. El ególatra líder dice: -En el principio creé el cielo y la tierra…).