Francisco Cáceres Barrios

Por cierto que nadie tomó cartas en este vergonzoso asunto, de ahí que el proceso para elegir al que vendrá a sustituir a la licenciada Nora Segura, lo más probable es que no tendrá la honestidad y transparencia esperadas. Lo anterior significa que los chapines tendremos que seguir quejándonos por un buen número de años de las inveteradas y tramposas compras y contrataciones del Estado; de las chuecas auditorías realizadas solo por salir del paso; de las consignaciones al Ministerio Público de comprobados hechos delictivos penales, pero sin que caminen los debidos procesos, como de tantos más actos de corrupción que solo han servido para llenar millones de espacios de los medios de comunicación para denunciarlos.

A estas alturas seguramente que usted, estimado lector, tampoco se ha enterado que más de algún candidato que goce de prestigio, con excelente trayectoria profesional; con gran experiencia en el campo privado y/o público, que haya demostrado probidad, rectitud y revestido de altos dotes éticos y morales esté aspirando a ocupar tan alto como delicado cargo de Contralor General de la Nación. Entonces ¿qué nos espera? ¿Más de lo mismo? Por consiguiente que seguirán contratándose la hechura de puentes y carreteras, en que se cobran millonarios anticipos pero, que a la hora de ejecutarse las obras vuelven a desaparecer los responsables del incumplimiento del compromiso adquirido. Ante tanto desmadre, la verdad es que dan ganas de salir corriendo o bien comportarse como lo hace la mayoría de mis paisanos, echándose encima la chamarra para no ver lo que afuera pueda estar ocurriendo o ponerse una buena borrachera para darle vigencia a la célebre frase original de nuestro Premio Nobel Miguel Ángel Asturias. ¿Usted qué opina? ¿Será que ya estoy viejo y solo ando viendo micos aparejados?

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