Estuardo Gamalero C.
ajustandovelas@gmail.com

Si hay oportunidades, la persona tendrá la posibilidad de sembrar y cosechar en el desarrollo de su vida, volviéndose productiva para sí misma, para su familia y para la sociedad. La experiencia enseña que en ese ambiente de falta de oportunidades se propician: el resentimiento, el subdesarrollo, la conflictividad, los negocios ilegales, la dependencia del Estado, la delincuencia, las maras, por citar algunos males.

El problema sin embargo, es la falta de condiciones que permitan la aparición de oportunidades. La salud (mental, física y emocional), estabilidad jurídica, educación, seguridad, relaciones interpersonales, comunicaciones, un mercado en donde las personas participen e intercambien libremente, son condiciones fundamentales que propician oportunidades.
Condiciones > Oportunidades > Inversiones > Trabajo > Superación > Desarrollo > Crecimiento.
El egoísmo que encierra la naturaleza del ser humano, tiene un punto medio en donde deja de ser sano, y es cuando éste, habiendo satisfecho sus necesidades personales, voltea la vista ante las necesidades de quien aún no las ha resuelto. Si bien es cierto que cada quien es responsable de su propia vida, debemos considerar que las necesidades de los demás, constituyen factores importantes que tarde o temprano inciden (positiva o negativamente) en el desarrollo de la sociedad. En otras palabras: la sabiduría no la debemos limitar a satisfacer lo propio, sino a defender lo que sea común, entendiendo por ello, el respeto de reglas justas que permitan la superación de todos.
Independientemente que nos guste o no, la visión del Estado Paternalista que describe la Constitución Política, Éste, ha demostrado históricamente su incapacidad para generar las condiciones que permitan el desarrollo integral de la persona, sobre todo, en el área rural del país. Lo que sí ha propiciado el estéril paternalismo es: la migración de casi 2 millones de personas a EE. UU., la riqueza ilícita de muchos gobernantes, promesas ilógicas para atraer votantes, la informalidad de la economía, el transfuguismo de políticos que apuestan al caballo ganador, la mala previsión presupuestaria y muchas cosas más. El Estado tibio y benefactor que busca no perder votos en las elecciones, es incapaz de poner en su lugar a los que paralizan la libre locomoción, la educación y corrompen la salud pública. El país tiene una de las tasas de desnutrición más altas a nivel mundial; falsos líderes comunitarios, viven como Reyes y lucran con la pobreza de los indígenas que arbitrariamente quieren luz y desarrollo, pero se oponen a las Hidroeléctricas.
Comprometámonos con el intento de mejorar las condiciones socio-económicas, políticas y jurídicas que cada quien tiene a su alcance. Exijamos a las autoridades el respeto de la ley y que fomenten el emprendimiento de los negocios lícitos, eliminando trámites y permisos absurdos y costosos. La SAT debe tratar como evasores y contrabandistas a quienes lo son, no a los empresarios y profesionales que sostienen el país. Se deben depurar los requisitos de medio ambiente imposibles de cumplir, pero sí de corromper. Denunciemos los cobros ilegales de las maras y sobre todo, analicemos por quién votaremos en las próximas elecciones.
Y Ojo, pues muchas personas no aprovechan las oportunidades, por que éstas se disfrazan de trabajo.

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