Luis Enrique Pérez

Tienen esa mayor intención de voto en encuestas patrocinadas por cada uno de ellos o por su partido político, y también en otras encuestas, como aquellas patrocinadas por empresas periodísticas o por organizaciones empresariales. Manuel Baldizón ocupa la primera posición, la cual tendrían que reconocer sus adversarios políticos, y también los ciudadanos que jamás votarían por él. Manuel Baldizón ocupa la primera posición aun en encuestas patrocinadas por sus mismos contendientes electorales. En unas encuestas Alejandro Sinibaldi ocupa la segunda posición, y en unas la ocupa Sandra Torres. En el supuesto de que no hay suficiente certidumbre estadística sobre la proporción de intención de voto a favor de cada uno de ambos candidatos, por lo menos puede afirmarse que compiten por la segunda posición; competencia en la cual Alejandro Sinibaldi parece tener una ventaja.
Una encuesta sobre intención de voto no puede mostrar la tendencia de esa intención, sino solo su estado presente; y encontrar una tendencia es posible, no por alguna propiedad de la encuesta misma, sino por la comparación entre el producto estadístico de por lo menos dos encuestas. Precisamente la comparación de dos encuestas de Borge y Asociados, patrocinadas por una empresa periodística, muestra una tendencia. La primera encuesta investigó la intención de voto que tenían los ciudadanos en diciembre del año pasado; y la segunda investigó la que tenían en julio del presente año, o siete meses después. La tendencia mostrada por la comparación entre ambas encuestas consiste en que disminuye la intención de voto a favor de Manuel Baldizón (de 32.6% a 29.1%); y aumenta a favor de Alejandro Sinibaldi (de 9.7% a 14.4%) y de Sandra Torres (de 7.5% a 12%). Quizá Manuel Baldizón ha advertido ya esta tendencia, y se esfuerza por revertirla, o por lo menos detenerla.
La tendencia de intención de voto puede variar impredeciblemente durante los próximos meses. La probabilidad de variación puede incrementarse a partir de mayo del próximo año, cuando el proceso electoral comience oficialmente; pues entonces los candidatos presidenciales, exentos ya de restricciones legales, podrán, en general, competir manifiestamente por la intención de voto de los ciudadanos, y en particular, aprovechar más eficazmente sus ventajas competitivas electorales, y emplear estrategias más intrépidas de atracción de intención de voto.
Post scriptum. Si persistiera la actual tendencia de intención de voto, y en una primera elección presidencial ningún candidato obtuviera la mayoría absoluta, los competidores en una segunda elección serían Manuel Baldizón y Alejandro Sinibaldi.

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