Y es que ¿a quién se le ocurre poner atención a lo que hacen? ¿A cuenta de qué pueden venir un abogado, una diputada y otros activistas a intentar hacer las cosas transparentes y con el procedimiento correcto? La práctica ha permitido que las formas se descuidaran y gracias a la actitud de guatemaltecos comprometidos que han mantenido una batalla de señalar los atajos que quieren tomar para poner a los que aprueben quienes tienen que ver las fotografías de los expedientes o quienes ya redactaron la lista final que debe ser presentada.

Queremos reconocer el trabajo de Alfonso Carrillo, Nineth Montenegro, la Convergencia de Derechos Humanos y el Movimiento Pro Justicia, entre otros, que han venido a pedirles que, al menos, cumplan el proceso porque es evidente que el esfuerzo con que los grupos de control quieren mantener maniatada a la justicia, hace muy cuesta arriba mantener el interés de estar con los ojos abiertos para notar cuándo es que el mago cambia las cartas.

Pero lo más importante es que queda en evidencia que poniendo atención a lo que hacen y el esfuerzo para enmendarles la plana, se les puede hacer saber que no están solos y que hay guatemaltecos que quieren ver sobre sus hombros mientras hacen un proceso que, por el origen de transparencia con que se instituyeron las Comisiones de Postulación, debería ser siempre abierto a cualquier tipo de auditoría social.

Y no hay que hacerse ilusiones tampoco sobre un fallo con el que se le da la razón a la persistente y constante lucha por la transparencia, porque el mismo Carrillo ha presentado ya expedientes tan detallados y contundentes que han sido rechazados porque hay un aparato completo interesado en hacer que “no se hagan olas” en torno a las comisiones.

La excusa de algunos de los comisionados para sus patrocinadores, puede ser que se ha fallado ahora porque todo lo han hecho bajo el supuesto de que la sociedad guatemalteca es tan sangre de horchata que no tendrían por qué estar viendo lo que hacen y simplemente agachar la cabeza ante lo que finalmente impongan como las cortes que manejen la justicia del país o, mejor dicho, la impunidad en que vivimos.

Ojalá nos hubieran callado la boca los comisionados haciendo las cosas transparentes y de frente a la población. Ojalá nos hubieran dejado sin qué decir porque han cumplido con su trabajo. Lástima por ellos que alguien los está viendo.

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