Juan Francisco Reyes López
jfrlguate@yahoo.com

Las remesas familiares no se concentran en cien o doscientas familias como sí sucede con los principales productos de exportación; por consiguiente, son un recurso económico que le llega a los familiares, hijos, padres y demás dependientes de millón y medio de guatemaltecos que viven en la Unión Americana; también, suman más de cien veces la totalidad de la ayuda externa, incluyendo la que proporciona Estados Unidos para que le cuidemos sus problemas.

Por consiguiente, Estados Unidos puede suspender la totalidad de sus ayudas y todavía les sobraría a los guatemaltecos más de US $3 mil millones de remesas, restándole todos los programas que pudieran suspender.

Ante esa verdad, qué presidente, vicepresidente o diputado va a quedar bien si toma medidas represivas, sancionatorias o punitivas en contra de los millones de migrantes, adultos y niños, a quienes no se les ha dado ninguna oportunidad para tener un salario justo, para tener un ingreso mínimo, para tener salud, educación y seguridad como desean tenerla todos los seres humanos.

Señor Presidente de los Estados Unidos, usted es hijo de migrante, su hermana también, ¿por qué no se fue a estudiar y a vivir al país de su padre? Porque hubiera sido retroceder cien años en su oportunidad de vida y en su educación. Por qué no comprender y aceptar que la única forma de poder menguar y algún día detener la inmigración ilegal de niños es que sus padres pudieran, pagando sus impuestos, cumpliendo con las normas laborales, llevarles a reintegrar sus hogares en Estados Unidos que necesita esa mano de obra para la producción agrícola, para los servicios en los hoteles, restaurantes y hogares de quienes les pueden pagar un salario mínimo y justo que es casi diez veces más de lo que en Guatemala se ofrece legalmente, ya no digamos el que se les paga ilegalmente recogiendo café y otros productos agrícolas.

No existe una lámpara mágica ni un genio que con pocas palabras pueda resolver un problema que no pudieron en su momento resolver los abuelos y los bisabuelos de más de la mitad de lo que son ahora los ciudadanos norteamericanos cuando tuvieron que salir de Europa, de Asia. Por qué cuando a alguien en Estados Unidos se le ocurrió fundar Liberia en el África, no regresaron todos los norafricanos que habían llevado como esclavos, en la época de la Colonia, a cortar algodón y a otros menesteres de la Confederación Norteamericana.

Los sociólogos, los economistas, los abogados y todos los integrantes del Senado y del Congreso, así como del Departamento de Estado de Estados Unidos conocen que la única forma de aminorar la migración es que en sus países de origen hayan trabajos adecuados, aunque sea de maquila; salarios justos, el triple de lo que actualmente se paga en Centroamérica y verdaderos programas de desarrollo educativo y técnico, el resto continuará igual porque no hay causa sin efecto ni efecto sin causa.
¡Guatemala es primero!

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