John Carroll
Reportan algunos diarios que en las redes sociales ya se pueden encontrar nuevas versiones de la canción con contenido adaptado a la caótica situación de default en la que la señora de Kirchner metió a la Argentina por el manejo irresponsable de la deuda “soberana” de su país. Justo es decir que no solo doña Cristina fue la creadora de la incómoda situación financiera argentina; también contribuyeron y con ganas los señores Menem y de la Rúa quien gobernó hasta el año 2001 y a quien al final de su mandato se le derrumbó un castillo de naipes por la inmanejable deuda que acarreaba el Estado.
Al llegar al poder los Kirchner plantearon una reestructuración de la deuda que fue renegociada con casi todos los acreedores en los años 2005 y 2010 pero los acreedores que representaban el 7% de la deuda no aceptaron la reestructuración y confiaron más en el litigio para exigir la devolución de sus fondos y ganancias.
Un juez de Nueva York en actitud conciliatoria otorgó hace un mes un plazo de treinta días para que las partes negociaran antes de proceder a sentencia condenatoria, pero el plazo venció el día de ayer sin ningún acuerdo entre las partes, lo que significa que Argentina cayó, de nuevo, en default.
Incluso un grupo de banqueros privados de Argentina, en situación sospechosa, trataron de empeñar su nombre ante el juez para afianzar al Estado Argentino, pero eso no les pareció suficiente a los representantes de los fondos privados y en alusión a este intento de salvataje algunos le cantaron la cancioncita a doña Cristy: “Cristi, decime qué se siente, que Brito te salve del default”, Cristi siendo doña Cristina de Kirchner y Brito siendo el banquero privado que reunió y convenció a otros banqueros para tratar de salvar la situación.
En fin, el asunto es que Argentina cayó en default como muchas veces antes por el irresponsable manejo de su deuda, situación que vale la pena observar para darnos cuenta de los problemas que nuestros políticos nos pueden meter en un futuro si la piñata presupuestaria sigue como hasta ahora sin ningún freno consciente a tanto compromiso de deuda adquirido con el pasar de los años que se torna cada vez más difícil de afrontar con la consecuencia grave de afectar a los guatemaltecos de carne y hueso que hoy son víctimas de la sencilla inflación, pero que en un futuro podrían ser víctimas de un descalabro financiero que simplemente imposibilita la inversión y por consiguiente el desarrollo. Es imperante que exijamos a nuestros políticos la imposición de límites al endeudamiento de las finanzas públicas.